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5 5 7 3 él RS 106 ama; y mas nos alegramos de recuperar lo perdido, que de gozar de lo que poseemos. ¿Cuánto mayor no será el gozo de una madre , cuando estrecha entre sus bra. zos al hijo á quien creyó perdido para siempre, y lo ha recuperado, sacrificándose á mil angustias y trabajos? ¡Con qué complacencia lo mira! ¡Con qué solicitud lo cuida! ¡Qué dulce es en sus palabras, qué ardiente en sus afectos, y que tierna en las miradas hácia el hijo, no ya de su amor, sino de su dolor! Esto es lo que vemos cada día en las madres segun la naturaleza, y no es todo ello sino una débil expresion del amor benévolo que tiene á las almas arrepentidas, la que es Madre de todas segun la gracia, pues las ha engendrado en los tormentos de su amado Hijo, y las ha dado á luz entre los dolores mas acerbos de su Cora- zon *. Cuando Dios la envió una embajada, anuncián- dola que la habia predestinado á que fuese Madre de su Hijo, la dejaba entrever una corona entreteji- da con mil flores de virtudes, cultivadas por los innu- merables pecadores, que por su intercesion conseguirian la gracia y la gloria *. Y al hacerse este mismo Dios Hijo suyo, partió silenciosamente con ella el imperio, para que él como Hijo fuera rey de justicia, y ella como Madre reina de misericordia *: mas cuando legó el mo- 1 In passione Christi omnes filii gratim Filii Virginis facti sunt. (D. Bern. Sen. Serm. 55 de Pass. Dom. 2 Coronaberis de conversione et salute innumerabilium pec- catorum, qui ipsius benignissime ac misericordiosissime Vir- ginis Matris precibus gratiam everalonis el gloriam sortiti sunt: Dyonis. Richel. in Cant., art. 15. 3 - Deipara dimidiam partem Regni Dei impetravit, ut ipsa sit regina-misericordie, cujus Filius rex est justitim. (Div: Thom. in Prefat. Exposit. Epistol. Canon.)

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