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103 dor, está abierto y patente, para que ellos entren en él: pues la misma Vírgen los ha tenido á todos den- tro de su seno, y los ha pesado en él, y ha valido mas su salud eterna, que la vida de su Hijo! ¿Habrá uno solo que no encuentre en este Corazon la gracia y la miseri- cordia? Si Judas, que es el mayor de cuantos pecadores ha habido, en vez de arrojarse en los horrores de la de- sesperacion, hubiese ido á postrarse á los pies de esta Madre , y la hubiese suplicado con humildad, que le al- canzara perdon del horrible delito que habia cometido, despues de haber sido un pecador abominable, aún ha- bria hallado misericordia é indulgencia. Dios ha dado al Corazon de María una especie de inmensidad, pues des- pues de entrar en él todos los pecadores, que se salvan, aún hay amor y cariño para cuantos quieran entrar á buscarlo. ¡Ah! Mi corazon se dilata,al pensar que por ser tan pecador , me ha tenido María en el suyo, y su amor ha sido mi salvacion *. No tengamos la desgracia de imitar á Judas en el pecado; pero mucho menos la de ser semejantes á él en las consecuencias; pues sabe- mos que el Corazon de María nos convida con amor y piedad , y que es el refugio de los pecadores arrepen- tidos. MÁXIMAS. El sentimiento mas vivo en el corazon de una madre es el del amor de su hijo: y la mayor pena que aquella puede tener, es el que sus hijos no confien en ella. ¡Ah! ¿Cuál es el deseo mas vivo de una madre , sino la dicha de sus hijos? Por lo mismo, el mayor agravio que haría- 1 - Salus omnium per ipsam facta est; unde et mundi salus dicta est. (Hugo á Sto. Victor. cap. 26 in Cantic.)
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