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99 negando á Dios la gloria que le es debida , y adquirién- dose á sí mismas una condenacion eterna, suspiraba dia y noche porque la luz de la gracia alumbrase las tinie- blas de sus entendimientos: y participante del amor del Corazon de su Hijo hácia los hombres , derramaba con compasion indecible abundantes lágrimas , por los qué sacrificaban á los placeres falaces de un momento los goces inefables de la eternidad *. El Corazon de María no tiene mas que dos aspira- ciones, la gloria de Dios, y el bien de los hombres; y por espacio de quince años vive en una alternativa de oracion ferviente , de lágrimas amargas, de amor, de compasion, y de aspiraciones, que tienen al mismo Dios como extático, contemplando aquel corazon tan seme- jante al de su Divino Hijo , cuya encarnación se ha de cumplir muy pronto. Tiene María siempre fija su vista en las bellezas infinitas de Dios, y sin separarse de esta contemplacion, dirige sus miradas hácia la humanidad, que está sumida en un abismo de males, sirviendo á la corrupcion, entregada á todo vicio, y hecha esclaya de Satanás. ¡Ah! Gon qué ojos tan compasivos la mira! ¡Qué suspiros tan tiernos exhala su amante Corazon! Pero al mismo tiempo ¡con qué vehemencia se dirige á su objeto amado , llorando amargamente y rogando por la humanidad prevaricadora! ¡Ah! ¿Quién no compren- de lo que el Corazon de esta tierna Vírgen dice al Dios de infinito amor? Es su voz mas poderosa que la de los justos de cuarenta siglos; y tantas instancias hace por que se rasguen los cielos y despidan al Justo, que al fin 1 Particeps charitatis Jesu, miseratione multa plorabat , quos morti wterne appropriare videbat. (B. Amad. Hom. 5 de Laudib. Virgin.)

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