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ON les sube hácia el cielo, derramándose suavemente la otra sobre la tierra. Cuanto mas vehemente sea la fuer- za con que la primera vuela hácia su objeto, que es Dios, tanto mayor es la extension que toma la segunda, queriendo que esta llama vaya á tocar los corazones di todos aquellos, que tienen impresa la imágen del objets amado *. Y duélele tanto al corazon enamorado de Dios la desgracia de las criaturas hechas á su imágen. que por librarlas de la eterna desventura, no teme en- tregarse á toda clase de trabajos, y soportar con alegrí: todos los sacrificios, y aun llegar á la consumacion he- nor fraternal, que es el dar la vida por sus róica del : amigos?. Y en efecto, dice el discípulo amado, que hemos co- nocido el amor que Dios nos tiene, en que puso él su vida por nosotros, y por consiguiente, que nosotros de- bemos poner nuestra vida por nuestros hermanos ?. ¡Oh con qué vehemencia ardian en el Corazon de María- las llamas de estos dos amores! ¡Qué extension tan inmen- surable adquirieron! ¡Qué efectos tan admirables pro- dujeron! Desde el primer momento de su existencia, en que ya amaba al Señor con mas ardor que todos los se- rafines juntos, contemplaba María las perfecciones infi- nitas del Criador, y suspiraba su Corazon porque todas las criaturas lo gloriflcasen, y lo amasen todas aquellas que habian sido sacadas de la nada para amarlo. Mas al ver que estas, lejos de consagrar á Dios los sentimien- tos y afectos del corazon , los ponian en las criaturas, 1. Quanto aliquis magis diligit Deum, tanto etiam magis ad proximum dilectionem extendit. (D. Thom. 1. 2. p. 25. art."8.) 2 Majorem hac dilectionem nemo habet, ut animam suam ponat quis pro amicis suis. (Joan. cap. 15. v. 13. 3 1.*% Joan. cap. 3. v. 16.

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