BCCPAM000523-3-11p06d00000000

-45- franciscano. Y así 1antísimos, en el Gobierno. en la Literatura: en las Artes, .en la vida corriente tantas veces heróica. Pero el amo! de Francisco incendió también a las naciones y les dió nueva vida. «El amor franciscano -dijo Mella- es un in– jerto sobrenatural en el alma española. Por eso desde San Francis- 1 co parece que se multiplican todas las energías de nuestra raza y por eso todas las grandes empresas llevan el sello franciscano». Cuando las ideas de Colón se tenían por alucinaciones y a él por loco, fué escuchado por los franciscanos de la Rábida. Cuando se descubrió América y los tripulantes de las frágiles carabelas pu– sieron pie en la nueva tierra, allí estaban los franciscanos por amor de Cristo dispuestos a evangelizar las almas. En Marruecos, f ran– ciscano fué y es el apostolado. Cisneros fué franciscano y funda– ción suya la Universidad de Alcalá. Franciscano navarro era Fray Diego de Estella, manejador irreprochable de la lengua castellana en sus «meditaciones devotísimas del amor de Dios>. Franciscano navarro era aquel gran caballero Tiburcio de Redín, . que cansado de glorias militares siguió el camino de San Francisco para salvar su alma. El amor, la penitencia y la figura de San Francisco dan motivo pictórico al Greco, a Zurbarán, a Murillo, y sirven de modelo a la escultura de Cano y Montañés. Pero es que, además, San Francisco extendía su amor a los irracionales: amansa al lobo de Eugubio que asolaba a las gentes Y llega a un acuérdo con él; predica a los pajarillos, y las golon– drinas se están quietas por mandato suyo; vende su túnica o capa para librar de la muerte al lebratillo y. luego. lo encomienda al rús– tico para que lo cuide. Pero con los animales no se acaba el mundo y Francisco ama a todo lo creado porque en lo más insignificante ve la mano de Dios y la maravilla de su creación y poder. Su amor alcanza a toda la Naturaleza; quiere loar al Señor por todas sus criaturas y es en– tonces cuando compone el maravilloso Himno al Sol en que llama hermanos a la luna y estrellas - •preciosas y claras>-, al viento «nublado y sereno», al agua -«preciosa y casia>-, al fuego -•her– moeo y alegre»-, y manda a sus frailes que lo canten por el mun– do con aquella alegría con que él lo entonaba. San Francisco amó a Dios sobre todas las cosas y a todas las cosas por Dios, y su gran deseo y el motivo de toda su vida, fué llegar a las almas para luego llevarlas a Dios. Los Dominicos se– ñalaron cinco vías o caminos para llegar a Dios; San Francisco mar- 1 1

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz