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-44- trasladó a pasar la cuaresma de San Miguel Arcángel en compañía de Fray Maseo de Marignano, Fray Angel Tancredo de Asís y del sencillo e inocente Fray León. Pero aun en el mismo monte .retiró• se el Santo al lugar más abrupto y solitarfo; allí, en humildísima cho– za y sin más compañía que la de un halcón, quería dedicarse a la oración y penitencia aislado de los hombres, sólo Fray León se acer– caría de vez en cuando para velar por qu Padre pero sin interrum– pirle si Francisco no contestaba a la salutación. Todavía estaba el Santo en la tierra, pero ¡qué cerca del Cielo! en medio de sps colo– quios con Dios... ¡Señor mío Jesucristo!, si quisieras concederme dos gracias antes. de morirme: La primera, que sienta yo en mi cuerpo y en i-M alma, en cuanto sea posible, el dolor que Tú,. dulcí– simo Jesús, buftiste en tu acerbísima pasión; la segunda, que sien– ta yo en mi corazón, en cuanto sea posible, aquel excesivo amor . que a Tí, Hijo de Dios, te lley6 a sufrir voluntariamente tantos tor– mentos por nosotros pecadores. Y Dios se las concede en el día de la Cruz, en que el Siervo Francisco, humilde, pobre, casto, obe– diente, sencillo, siente en su cuerpo .el dolor y el amor de la Pasión. Amor, amor inmenso Oración, porque sin ella es imposible la predicación. ¿Cómo. calentar a !as almas si no se siente calor? Por eso San Francisco acudía a, la llama de Ampr viva para incendiar su espíritu y luego iba a las ·almas; buscándolas recorría los valles y los bosques, las casas, las iglesias, las plazas. 'y en donde quiera encontraba un sitio para la predicación; quería abarcarlo todo por amor de Dios: Creó una Orden para los hombres que deseaban salvar su alma hacien– do profesión de vida religiosa, la Franciscana; fundó una segunda para mujeres y la puso bajo la dirección de Santa Clara; pero no contento todavía, quiso recoger a todos sus hermanos, al menestral, al noble, al víllano, que vivían en el mundo y ayudarles a santifi• carse, y surgió entonces la Orden Tercera como una prueba más de amor. Terciarios fueron: San Luis, Rey de Francia, Caudillo de li\S Cruzadas; su primo Fernando, el Rey Santo de Castilla que ganó tierras de infieles al galope de su caballo en cuva ·silla llevaba la imagen de Santa María; Santa Isabel de Hungrí~. que a imitación de San Francisco curaba las purulentas llagas de los leprosos. Ter– ciario fué el Dante, rey de los, versos. amortajado con el hábito

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