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1 -¡ . -32- . El Sislo antes de San Francísco Sabéis de· las primeras actuaciones cristianas en la Antigüedad y de las persecuciones a que dieron lugar ea el Imperio Romano, que no se avenía al cambio religioso-social profundísimo que las doc– trinas de Cristo entrañaban. Esa disconformidad se manifestó en forma violenta en las persecuciones, q1:1e; si bien mataron cuer~os en sacrificios indescriptibles, sin embargo, sirvieron como de mstru– mento providencial pará fortificar la 'Fé en los primeros cristiaJ?-OS y de si'embra en los ánimos generosos que se sintieron atraídos a Ella. Pero el Divino Maestro, para quien todo era presente, sabía ·que hohían de llegar esos tiempos y pensando en ello había dicho: «Cuando os persiguieren en urla Ciudad huid a otra... >; así fueron muchos los cristianos que· se retiraron al desierto y comenzaron a practicar en su soledad, tan propiciatoria siempre a la vida espiritual, la doctrina cristiana. San Pablo,, San Pacomio. .., fueron eremitas y con ellos otros muchos; pero pasado un tiempo, los eremitas se reu– nieron para vivir en Gomún cristianamente y, en·tonces, surgieron 'los cenobios, los Monasterios o casas en donde colectivamente ofrecían su homenaje de austeridad y oración a Dios, en cuya contemplación y en la de las verdaq.es eternas y cosas celestiales se recreaban, ali– mentándose de ellas para sobrellevar la rigurosidad de sus penitencias. Esos Mona~terios, imperecederos como las cosas del espíritu, vie– ron pasar y caer las grandezas humanas muchas veces fuertes sólo en apariencia. El Imperio Romano, cae a una '5=0n la invasión de los bárbaros, que no hace otra cosa sino acelerar una crisis prodU'cida por causas interiores, pero subsisten los Monasterios a los que se va a refugiar la Cultura para más tarde reaparecer. De los restos del. cuarteado Imperio surgen las nuevas naciones bárbaras que poco a poco irán conquistando .su civilización, y en esa tarea tienen la ayuda de los Monjes que van entregando el depósito de la Cultura antigua recristianizada. Ejemplo de Monasterios son los de San Benito fun– dados en Italia; primero los de Subiaco - 1:Ulo· de los cuales años d~spués cederá a San Francisco la Iglesia de Santa María de la Por– cmncula- y luego el de Monte Cassino, hoy derruído por la «civi– lización>. De aquí se extienden por el mundo los monjes de regla b~nedictina llamados «negros" por su hábito. Influyen en los nuevos remos, con frecuencia asesoran a los Reyes, de elloS' y de la ngbleza reciben abundantes donaciones de tierras que los van enriqueciendo. Pero con las riquezas se relaja la vida y esto sucede también a los monjes benedictinos. He\ de venir la reforma propugnando una vuelta -

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