BCCPAM000523-3-11p06d00000000

-17- Y veíasele siempre' alegre, optimista, comunicativo. Fué Francisco de Asís el primero que convirtió la penitencia en poesía. Otros ascetas preconizaban: por la cruz, a la luz. San francisco adoptó la práctica contraria: Por la luz a la cruz. ¿No descendió Jesús . de la luz para venir a la cruz? Pu 1 es eso era lo más lógico para nuestro Santo. Ya está consagrado el nuevo Programa de perfección cristiana. Ya queda roto el molde antiguo. En esto estriba la eficacia espiritual de la Escuela Franciscana. De toda la Escuela, es decir, de las tres Ordenes fundadas por San Francisco. A nadie podrá parecer extraña esta afirmación; porque el amor es arma poderosa, invencible e invicta, y siempre opera las más hondas transformaciones. · Aquí el conferenciante entonó un poema al amor, de gran exal– tación sentimental. Y continuó luego examinando las nuevas moda– lidades que distinguen a los Santos Franciscanos y a los escritores Y Doctores de la Escuela Franciscana, pasando después a examinar la fuerza espiritual de la Tercera Orden, derivada de ese amor. Y después de comparar al Fundador Seráfico de la Tercera Orden con el Angel del Apocalipsis, cual serafín que irguiéndose ante el mu~do,_ levantara su brazo hacia los espacios y robara un pedazo de Crelo, repartiéndolo entre los hombres, provocando el movimiento popular más universal que registre la Historia, continuó: . Se conserva recuerdo del· primer seglar que abrazó el Programa del Amor del Poverello de Asís: Luquesio de PogibanzL casado con Bonadona, del Valle de Elsq, no lejos de Florencia. Era un comer– ciante egoísta y avaro. San Francisco que ya lo conocía, operó un cambio en su corazón. Le dió un hábito y una norma de vida. Desde entonces consagró Luquesio todo su tiempo libre a obras de piedad y de caridad. Albergaba peregrinos, cuidaba enfermos en el hospital. protegía a huérfanos y viudas pobres. Su mujer reprochábal~ aquel)a conducta como un peligro para los intereses de casa. Luques10 sufr!~ en sil~ncio. Un prodigio obrado por el Cielo a favor de .e~te, cambio el caracter de Bonadona, la cual pidió muy pronto el habito Y regla adaptados por su paciente esposo. Casos semejantes a éste se multiplicaron. Visible~~nte iba re– cristianizándose la familia, tan necesitada por los prestigios que me– rece como institución divina. El Programa del Enamorado de Asís penetró en todas ~as clases de la sociedad. Subió a los tronos y trocó la frivolidad en _pied~d; los rigores de la justicia, en clemencia; la petulancia, en pemtenc1a.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz