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-- 6 - d 1 t d ' . á los eJ· ercicios de piedad no cesando de hacer e es u 10 Y ·1 · ·t s ·á la Virgen de las Vírgenes en su m1 agro- amorosas v1s1 a . . . I aaen de la Cogullada y del Pilar. SlSlma m o • , • • d· 7 _ Creciendo en edad y en virtud determm~ ~~sp1ra 0 d 1 · l consaararse á Dios en aras de alguna Rehg1on. Y pa- e cie o o • d en es ta elección obrase en perfecta conform1da con raque la voluntad divina, se preparó con ay~nos á ~~n y a~u_a Y on otros ejercicios pi.vi osos rle q11e saco resoluc10n firm1s1ma ~l fl c,in,-,a.grarse á Dius en l,1 Religión Capuchina. Para mayor ac ierto comunicó esta resolución con un Religioso de la Com– pañía de Jesús, su mae~tro; pero éste co~siderando po~ una parte la delicadeza del Joven y la austeridad del Instituto que deseaba abrazar, le aconsejó que encomendase primero muy de veras el asunto al Señor, y que para implorar las luces de lo alto ayunase algunos días á pan y agua, confesa– se y comulgase muy á menudo y rezase todos los días cinco Padre nuestros y A ve Marias á San Francisco de Asís y á San I gnacio. Cumpliólo todo puntualmente el obedientísimo jóven. Por fin escribió el nombre de todas las Religiones en unas cedulitas y echando la suerte sobre ellas por cinco veces le salió siempre la cedulita en que estaba escl'ito el nombre de la Religión Capuchina. Esto y los crecientes deseos del joven movieron al discreto maestro á aprobarle su constante y firme propósito, conociendo que la mano de Dios le guiaba. 8. Tan ajustado á las reglas vivió desde luego,que sien– do novicio en la Rtlligión era ya profeso en las costumbres. Estando cierto dfa en oración quedóse desmayado, y al vol– ver en sí le ordenó el Superior que le dijese la causa del desmayo. Obligado de la obediencia respondió que era la causa habérsele m~strad? un alma en estado de pecado mor– tal y que á su horrible vista le habían faltado las fuerzas. 9. Siendo ya profeso tanto adelantó en la observancia regu_lar, y tal ahinc~ puso en enriquecer su alma de le 1 tras y de virtudes que pudieron ya preveer todos que habí~ de ser con el tiempo bellísimo ornamento de la Religión y,': loria 11 11