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-13 - la virtud del Siervo de Dios durantesu mortal peregrinación, pero la últíma fué como una reunión de todas ellas! ardentí– simas calenturas, vivísimos dolores -de gota, llagas dolorosí– simas atormentaron sn débil cuerpo durante tres meses y medio que precedieran su feliz tránsito al eterno descanso. Hecho otro Job lleno de dolores, no por esto aflojó en su austeridad de vida ·rechazando todo regalo y cómodidad. Eran su heróica paciencia y religiosa austeridad la admira– ción .de toda la villa de Monforte donde acabó sus días des– pués de recibidos con sumo fervor los Santos Sacramentos, á las cuatro de la mañana del día de Páscua a·e Resurrección 11 de Abril del año de 1694. A su muerte .fué general el llanto de los fieles, pero un júbilo inexplicable consoló á sus devotos quienes repetían á voz en grito: ¡Dichoso Padre, en qué hora se lo llevó consigo nuestro Rt:dentor! 28. Quedó. el rostro del Siervo de Dios hermóso y res– plandeciente cual el de otro ·Moysés, y como •si no hubiera padecido dolencia alguna. Inmenso fué el concurso .de fieles que corrió presuroso á verle y venerarla sintiendo todos á su presencia extraño gozo interior . y singular devoción. Las honras fúnebres sólo en Monforte duraron más de un mes, disputándose uno y otro clero el consuelo de celebrar la me– moria de tan santo. varón, y la devoción de los Obispos y otros gr ti.ves personajes promovió solemnes funerales en to– das las ciudades y lugares <le Galicia. 29. Pero si los obsequios que los hombres tributaron al insigne Varón Apostólico fueron grandes, mayores fueron aún las maravillas con que el cielo ilustró su dichosa, muer– te. La cera de las velas que ardieron todo el mes que dura~ ron los funerales lejos de consumirse aumentó milagrosa– mente de algunas li_bras, no cabiendo en el arca de la cual había sido antes sacada. La noche del día de su fallecimiento vióse un arco pequen; y hermosísimo á manera de Arco Iris cuyas extremidades descansaban sobre la casa donde había muerto el varón santo y el convento de Francisoa-s