BCCPAM000523-3-11p03d00000000

Y aseguran que en cientos de casos de este género, nunca se registró un solo fallo . Si luego le comun icaban la curación del enfermo o la solución del problema. encomendado, adelantándose a cualquier otra interpretación decía : «La Virgen nos ha escuch ado». * * * Sobre este don de curaciones y de profecía en que abundó, comprobados muchas veces y de muy diversas formas, le enriqueció Dios con otros dones sobrenaturales. Se habla de raptos, penetración de espíritu y un excepcional don de consejo. Personas sencillas y personas cultas, teólogos y hasta varones cons– tituidos en dignidad eclesiástica, nos hablan de la gran paz que infundían las concisas, pero siempre inspiradas palabras del humilde hermano. Pero sobre todos estos dones sobrenaturales, se destaca el gran milagro de su vida, equilibrada, ideal , toda re bosante de Dios. Preguntan algunos : ¡Qué ten ía de extraordinario? ¡Qué milagros hacía? Semejantes pregu ntas nos hacen algunos viajeros, sobre todo religiosos de la Orden. Pero ellos mismos reciben a veces la respuesta donde menos lo espera– ban. De cualquier hombre de la calle que les ha interpelado, quhá para poder decir que tuvo la dicha de conocer a Fray Leopoldo. Tal vez narra algún suceso que presenció él mismo u oyó contar a testigos fidedignos. Tal vez cita algún dicho del Siervo de Dios, que tuvo exacto cumplimiento, o le llevó al alma la sensación de lo sobrenatural, o le ayudó a ser mejor. Tal vez no hace sino evocar el recuerdo de aquella figura venerable -predicador del buen ejemplo-- que veían invariable, día tras día y año tras año. Y es frecuente que rubriquen sus comentarios con éstas o parecidas frases: «Ese sí que era un santo. Era un santo de los de verdad». Dormido en el Señor sigue con su rosario entre las nunos, como si qu1s1e11 eternizarse cn un r9~1no pcrpl!tuo d( :,labanzas a MariJ Sa111iima. su gr:m .,rnor

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz