BCCPAM000523-3-11p03d00000000

EN EL SEPULCRO DE FRAY LEOPOLDO Desde un principio presidió el acierto todo lo referente al sepulcro de Fray Leopoldo, hasta darnos a sospechar que haya sido por inspiración de la Virgen. La capilla-cripta, en medio de su estilo moderno, resulta bonita y singular en su clase, respondiendo estupendamente a su fin : pregón en piedra de una santidad austera y sencilla hasta su colmo. La total ausencia de imágenes y adornos desen– tienden el pensamiento de todo lo que no sea el espíritu de Fray Leopoldo, abra– zado a la cruz que se alza sobre el altar en alas de mármol. A las puertas mismas del sepulcro, con el patio de entrada, llega la Orden Capuchina como ella es: austera, pobre... ; y Granada, con sus jardines del Triunfo, como ella fue siempre: bonita y piadosa hasta dejárselo de sobra. Por sucesivas edificaciones quedó reducido a límites bastantes modestos el extenso campo lla– mado del Triunfo, por el monumento que los antiguos levantaron en él a la In– maculada, llamándolo Triunfo para cantar el de la Virgen sobre el demonio en el momento de su Concepción. El elegante Triunfo quedó separado del convento por una fea plaza de toros, que con sus esquinas y corrales convirtió aquello en lugar inmundo. Me consta la devoción de Fray Leopoldo a la imagen que en airosa y labrada columna culmina el monumento. En los malos días de la República, malas personas derribaron uno de los pequeños ángeles que la adornan. Triunfante el Movi– miento Nacional , Fray Leopoldo me dijo una mañana : -Padre, vengo de hablar con el alcalde, para que el angelito que echaron abajo sea puesto en su sitio. A la plaza de toros -¡qué ironía!- le dieron por fin la puntilla, formando en su ámbito primorosos jardines y trasladando a su frente el Triunfo; pareció esto como si la Virgen hubiera querido acercarse más al sepulcro de su gran devoto. Perfecto símbolo de su realidad, frío, es el mármol en que están labrados muchos sepulcros gloriosísimos. El que guarda los restos de Fray Leopoldo, lo enciende y florece la devoción de Granada, los días mensuales aniversario de su muerte, sobre todo . Desde las primeras horas de la mañana se suceden sobre él las misas por encargo, y ya todo el día, hasta bien entrada la noche, es un con– tinuo desfilar por la cripta, en espera de colas que salen al patio de entrada. A , veces el comentario que caldea el ambiente: -Estas cuatro mujeres han venido andando desde tres leguas, como promesa por' otros tantos favores alcanzados. Salieron del pueblo a las cuatro de la ma– drugada. -Ese muchacho vive en Alhendín. No podía andar desde hacía dos años, y al atarse un pañuelo a la pierna con una estampa de Fray Leopoldo sintió un crujido, y míralo, curado. La cola es multicolor y multisocial: ricos, pobres, militares, viejos, estudiantes, niños, novios... Ya en el sepulcro, besos, lágrimu, oraciones y ofrendas. Me impresionaron los niños: aupados por sus padres, era cosa de ver los ojillos tan devotos que ponían y los besos tan sonoros que daban. A lu diez de la noche: flores, velas y cartas reseñando favores cubrlan por completo el sepulcro glorioso. La consigna de ¡Fray Leopoldo en los altares! ha sido arrc:,lladora, espon1ánea y auténticamente popular. Resulta que un can6nlgo, juez de la Causa, • el pá– rroco del Sacro-Monte, llamando su atene::i6n el que no ha,ya cueva ni casa en su parroqufa donde no cuelgue un retrato del santo Limosnero. ¡Yi.nto en popa navega Fray Leopoldo a los altares! FRAY SEBASTIÁN OE VILLAV/CIOSA • •~YlM•tM" .- ~t-..."-1'•~ ~-lt.•-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz