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SEMBLANZA ESPIRITUAL Y HUMANA DE FRAY LEOPOLDO DE ALPANDEIRE HERMANO CAPUCHINO La vida ejemplarísima de este Siervo de Dios, quisieron simbolizarla, en un haz lum\noso proyectado al cielo, llevando impresa sobre sí la cruz de Cristo. Así aparece, en la arquitectura de la capilla votiva que cobija sus restos mortales. Este haz, plácidamente luminoso, como la vida del Siervo de Dios, se proyecta a la altura surgiendo del que es luz del mundo y piedra angular de toda perfec– ción, Cristo Jesús, simbolizado en el a/fa y omega; y se eleva al amparo de los brazos maternales de la Virgen María, representada emblemáticamente por una gigantesca eme. * * * Fray Leopoldo nació, la mañana luminosa de San Juan de 1864, en Alpan– deire, modesta villa, situada en las florecidas vertientes del sur de la Península Ibérica, que de lejos miran al Estrecho de Gibraltar. En la pila bautismal recibió el nombre de Francisco Tomás. Los apellidos , heredados de sus padres, fueron Márquez y Sánchez. Al vestir el hábito capu– chino, le impusieron el nombre de Fray Leopoldo de Alpandeire, nombre, con el que hoy se le invoca ya en ambos hemisferios. Aún nos quedan testigos de su edificante juventud . Nos cercioran de su carácter dócil, algún tanto ingenuo y de su mucha bondad . «Era todo corazón», dicen con grafismo popular. De su tierna infancia nos refieren algunos hechos que evocan el encanto de las Florecillas. De cómo dio, en sufragio de las ánimas, dos reales que le había entregado su madre para comprar aceite, y cómo, al presentarse luego en casa sin aceite y sin dinero , Dios le protegió contra la reprimenda materna, haciéndole Vista general de la villa de Alpandeire, situada en el coruón de la Serranfa de Ronda (Milaga)

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