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-- 7- quc padecen los partida rios ele Satanás. ¿Por qué? porq ue el que lucha con tra Dios dn á entender que se ha formado un concep– to grande de l poder y de la rnnj estacl el e Dios, y por esta ·da, al menos, le honra y enaltece; mas el que mira :i Dios con iridife– r cncia, el que le dej a á un lado c~mo :i un ser inútil, tan i ndig– uo de q ue se le ame como de que se le persiga, ¿bajo qué as– p ecto podrá llama rse b onrador de Dios?-Pues, h ermanos míos, si Dios aborrece la neu tralidad , si Dios quiere que luchemos por la clefon sa el e su causa, ¿quién de uosotl'Os osnrá esqu ivar ln. l ucha? ¿qu ié n so Hegal'á. á descendel' :i la a rena, y ú a l'marsc de todas a rmas y n. med irl:1s con los e nemigos de Dios? ¡Dios lo quiere! P or saber q ue Dios lo qnel'fa, emprendieron doce liu– müdcs pescadol'CS la conquis ta del mundo, y lo conquis taron , en efecto, pa ra Cristo. Por saber que Dios lo quería, sufrieron martirios horribles dieciocho millones ele cristianos. P or saber que Dios lo quería, centenares de miles de cruzados abandona– ban en los sig los medios su patria y sus hogares y se iban á O1·ien te á enroj ecer con su sang re el suelo de Palestina . No nos pide Dios á .nosotr os ta n costosos sncrillcios; pero sí nos pide q ue en tiempo do elecciones sacndumos nuestrn p ereza, y nos lancemos á la caJJ e, y votemos al candidato católico, y con nues– tro dinero, con nuestrn p a la bra , con nuestra influencia trnbaje– n10s por p rocurarle los votos de otros. Pero sí nos pide Dios q ue e n vez qe leer y cornprnr y sostener esos p eriódicos libera– les, enemigos de J esús, que se llaman El Pals, E l Heralclo, E l I mparcial, El L iberal, lea.mos y compremos y sostengmuos pe– ri ódicos íntegrnmen te catól icos, de fensores decididos de la cau– sa d e J esús . P ero sí nos p ide Dios q ue Cllanclo veamos al pob re obrer o vasco deja rse e ngnfí a r por gen tes extrufías ,í su país y da r su nombre tÍ socieuade~ el e tenJencias a11 tical6Jicns, ha ble– mos con él , y esclarezcamos su inteligen cia, y le mostremos el abismo á donde so le quiere conducir, y fundemos en su pro- . vecho nuevas sociedades católico-obreras, en las c uales, ba jo el amparo de Jesús, h a lle ins trucción, esparcimionto, p rotección para los días de en fermedad ó de falta de trabaj o. La seguuda r azón que ,·oy ó. aducir para excitaros ü. Juchar por Dios, se cifra en los derechos, on la soberania ele Dios so– bre nosotr,os, ó si queréis, en nuestra dep endencia absoluta res– p ecto <lo El. Somos de Djos, h eL"ma nos mios; suya es nues tra alma, suyo nuestl'o cu erpo, suya nuestra libertad, suyos uues– tros tale ntos, nuestras h aciendas, nuestl'os hijos, suyo cuanto ten emos y podemos. Nuestra obligación primera ?s !a de amar– le, nuestra ocupucióu coutinuu <l ebo ser el cnmplim1ento <le su ,
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