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-5 - y á. los ángeles los beneficios que recibe, no perecerá jamás, aunque se empeüen en destruirlo todos los reyes de la tieera y todos los podet·es del infierno. Pero ¿~e contentará San ·Miguel con que le deis gracias por la protección y por las mercedes que os dispensa? No; al des– cender á vuestra ciudad aesde las alturas de Axalar, San nfi– g uel, además de recibir vuestros obsequios, intenta hacer con vosotros lo que hace un general con sus tropas cuando las re– vista en tiempo de guerra , esto es: quiere enardecer vuestros ánimos con su presencia, quiere excitaros con sus secretas ins– piracio!,'les y con su ejemplo á luchar por Dios, á Juchar, digo, como el propio Miguel luchó, mientras .fué Yia<lo1·, antes que entrara á gozar de la visión beatífica. Recordad aquel fiero com– bate que libró contra Satanás, cuando Satanás, altivo y sober– bio, pretendió escalar las uubes y asenta r su trono cabe el de Dios. Cumpliendo con lo que debía á su oficio de caudillo de los ejércitos del Seúor, :Miguel salió al punto á la defensa de los derechos de Dios, lanzó á los aires el grito sublime de quis siciit Deus, reanimó con este grito y juntó en torno de sí á los ánge– les buenos, y presentando luégo batalla á las huestes de Luci– fer, desbaratólas totalmente y arrojólas para siempre en los abis– mos.-Hijos de Vasconia, así debéis luchar vosotros: por la cau,– sa de Dios, con el nombre de Dios por ensena. Y o os mostraré las razones que á ello os obligau, si tenéis á bien oírme con aten– ción, y pedir primero á la Virgen que me alcance los auxilios del cielo.-Ave l\1aría. PRIMERA PARTE Cuando hablo de luchar por la causa de Dios, no me refiero á la lucha interior, sec1·eta, que cada uno debe mantenel' den– tro de. su conciencia contra los enemigos de su alma. La obliga– ción de emrrender semejante lucha es sobrado clara y eviden– te, para que yo me detenga á demostrárla. Y o hablo aquí de luchas en el 1n undo exterior, en el terreno político, en el terre– no socia] , en el terreno científico, en todos los terrenos donde se levante a lgún ser protervo á guerrear contra Dios. Y la razón primera por que debemos tomar parte en este género de luchas es porque Dios lo quiere. I

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