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-!)- lo, y no CO!llO quiel'a, s ino 1í garrntazos, á. tiros de r evólyer si es p reciso. Trátase de lleva r á los tribunal es :i nlguno el e los cori– l'cns d e la impi edad; aHí acuden solícitos todos sus partidarios, á silba r al juez si le condena , :i aclamarle s i le absuelve. Trá· tase de una sesión parlamentaria ó concejil en que los exalta– dos q ui eren promover a lboroto; allí va toda la canalla, á corear á sus diputados ó conceja les. Ent re tauto ¿qné hncen los católi– cos? encerrarse en sus casas, bulaucear las cunas el e s us hijos, cantarl es tn l vez cancion es para C] llC se dnennnn. Y luégo, se– fiorcs, os lnmentáis de que en E spafü-1 y eu P ortugal y en Fran– cia y e11 Itnlia y 011 Au::;tria un puliado <le l_ibern.les y de im– píos so imponga ñ. millones d e catól icos. Y luégo o:; lamentá is <le que en esas n aciones los católi cos estén a lej ados del poder. Dejaos d e ridícu las lameutac ionc.:;. A la mayoría d e los católi– cos de nuestros dfos no les deis oficios y empleos públicos; d ad– les ruecas y copos d e estopa, para que vayan á bilar como mu- • j eres ~n sus casas bajo el lá tigo de los sectarios. Ln tercera y última razón que quie ro a legar para moveros á lnchar p or la causa ele Dios consiste en las propiedades de esa misma causa. Y primeramente, la causa de Dios es la más no– ble que se puede defender. Es la causa d e l bien, de la ve rdad, de 1n justicia s ustanpia l, d e la cual toman s u derecho todas las otrns causas justas. E s Ja t ausa ele l\C1ue l que se titu la R ey de reyes y Seilor de se,ior cs, de un .Rey buenísimo, sapientísimo, p orlerosísimo, h e rmosísimo, ante quien nada valen los reyes más grandes de l mundo. Es la causa q ue defendió San :Miguel en el cielo, la que han defendido después ei:i la tierra los már– tires, los santos, los sabios más insignes d e todos los sig los. Es la causa ti cuyo t riunfo consagró San Pablo su actividad y San Ag ustín y Sf1nto Tomás su ingenio, y San Od sóstomo y Bossuet s u elocuencia, y San J erónimo y Santa 'l"'eresa sn p luma , y San Luis y San Fernando sus espadas. E s la causa que mtís b rillan– te hi::1 toria tiene y más h él'oes ha producido .Y más bata llas ha d a<lo y más victorias ha obtenido. Y para decirlo todo d e una , ·ez, tanta es la nobleza de est:.i causa, que h ace príncipes, re– yc3, e.liosos ü todos los que mueren defondiénrlola. - En segun– d o Iug1u, la causa do Dios es üwencible. ¿Qué valen contra Dio:-; e l p od e r y la nstuc in del ho111 b rc? rJ',tl YC'½ la nctual pcrse– cnció11 eo1ltu1 la Lg lesi:.1 1 lejos de amainar, Ynya en aumento; tul vez Ja npo:;tas ín d e las unciones se p rolong ne hasta el fin d e los s in-los· tal ycz los ca tóli cos n o n os a1)0cleremos nunca del o ) gobi e rno d e los pueblos. Au11e1uo 1lsi fuese, aunque llegasen tiempod tuu turbauos que nos vió:;emos recluídos en unas se- ;

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