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16 matico, P. Tremblay, (1) con el encargo expreso de apoyar las pretensiones de Maximiliano de Baviera, tanto las relativas al estricto cumplimiento del edicto de Restitucién como las referentes al alejamiento de Wallenstein. «El P. Tremblay, segtin afirma Weiss, (t. V-098) ejecuté en Ratisbona su obra maestra de politica; uni6 a los principes electores asegurandoles el apoyo ~ de Francia, frente al Emperador; consiguié que fuera destituido Wallenstein en unos momentos en que el Emperador se veia envuelto en una nueva gue- rra, privandose asi del tinico general capaz de dirigirla; hizo que el Empera- dor reconociera al duque de Nevers en la posesién de la Mantua y Monferrato, a pesar de sus recientes victorias sobre él; y logré que los electores se opusie- ran tenazmente al designio del Emperador de hacer hereditaria su corona.» (2) Dicen que esta magnifica victoria diplomatica del P. Tremblay hizo excla- mar al Emperador: «este pobre capuchino me ha desconcertado; el pérfido ha sabido encerrar en su estrecha capucha seis birretes electorales. (3) No se limit6 a esto la habil intervencién del P. Tremblay en la Guerra de los Treinta Afios; al lado de Richelieu, entablé una verdadera campaiia diplo- matica para preparar el terreno a los ejércitos franceses. Por el tratado de Compiegne (28 abril, 1.655), Francia y Suecia se compro- metieron a no negociar la paz separadamente; por el lado de Polonia se alejé el peligro, gracias a uno de los mas habiles emisarios del P. Tremblay, Avaux, que negocié con Polonia una tregua de 26 afios. (4) Sin embargo de todo esto, afirma Lepré Balain que el P. Tremblay era opuesto por sistema a la guerra con la Casa de Austria, impuesta por las cir- cunstancias; «que trabajé mucho para impedir esta ruptura»; y que «su angustia fué grande, cuando se llegé a la ruptura efectiva de las dos coronas». En su poema «La Turquiada» se declaraba tambien partidario ardiente dela paz con la casa de Austria. He aqui la desconcertante complejidad del P. Tremblay. P. Carlos Argaya de Ver 0. M. Cap. (1) «Después de Richelieu, este fraile capuchino era el mayor talento diplomatico que Francia entonces poseia.» (Oncken, t. 24. 248) «Tenia la fecundidad de invencién del mas sutil diplomatico, y ponia a servicio de su talento una infatigable actividad, un profundo conocimiento de Europa y un encendido pa- triotismo.» (Lavisse. t. V. 545.) Paulo V decia «que en toda su vida no habia conocido un hombre mas habil (J. Bta. Weiss. t. x. 657) (2) Es curioso observar que el P. Tremblay tuvo frente por frente en las discusiones de Ratisbona a otro célebre diplomatico capuchino, P. Valeriano Magno, delegado del Em- perador; propugnaba éste por la unién de los electores catélicos con el Emperador, pues veia en la desunién un retroceso de la causa catélica en Alemania. (3) Canti. t. V. 316. (4) Lavisse t. V. 566 «

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