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SS En ella se encuentra caridad ardiente, obe- diencia pronta, humildad profunda, paciencia invicta: en ella se halla deseo de sufrimiento, espíritu de sacrificio, sed de inmolación, au- sencia omnímoda de falta, plenitud de per- fección, éxtasis continuo, sujeción absoluta, unión á la voluntad de Dios. Jamás santidad tan sublime se ha sentado en trono, semejante al alma de Jesús. Repartida entre cuantas al- mas han existido, existen y existirán hasta la consumación de los siglos, bastaría para ha- cerlas á todas ellas santísimas, y aun sobra- ría una suma estupenda de merecimientos. Pues también el alma de Jesús sufrió las iras del Eterno, irritado por los pecados del mundo: también sufrió aquel horrible desam- paro de su Padre, que le hizo exclamar: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desampara- do?» Mas luego le vino el consuelo y la forta- leza para poder proferir aquella sentencia que ninguno ha repetido, ni podrá repetir ja- más con la verdad con que Él la dijo: Todo está consumado. O sea: Todo está cumplido. PUNTO SEGUNDO Cancidaramdo tá, arma dcvura, tas virtu- des, la santidad, los méritos, la perfección y las excelentísimas dotes y cualidades del al-

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