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84— EJEMPLO En el año de 1708, Félix del Sastre, vecino de Colmenar Viejo, estando en el convento abriendo con una barra un mechinal para armar un andamio, se torció la tabla en que gstribaba y cayó con la barra cerca de siete estados de alto (daban los antiguos al estado siete pies) y dió sobre unas losas de piedra. Apenas cayó cuando comenzó á arrojar ca- ños de sangre por los ojos, por los oídos, por las narices y por la boca: acudieron luego los religiosos en su ayuda, le llevaron á una celda de la hospedería y le pusieron en la cama, creyendo sin duda que tendría los huesos hechos pedazos y que moriría luego. Procuraron que diera materia para absolver- le, y fueron por la Extremaunción y se la ad- ministraron. De allí á breve rato volvió en sí, declaró que no tenía hueso quebrado,. y que al caer invocó al Santísimo Cristo para que le favoreciese, y no había recibido otro daño que el grande golpe que dió en las losas. Con todo esto, por si resultaba algún accidente (aunque él quiso salir luego de la cama), de obligaron los religiosos á que permaneciera tres días en ella. Al cabo de ellos se levantó sano y bueno, viviendo toda su vida muy