BCCPAM000522-4-48000000000000
NN. — amor de Dios, que se funda en Jesucristo Nuestro Señor.» (Rom., vin, 38 y 39.) Espíritu de sacrificio tenía el gran Padre San Fran- cisco de Asís, que pidió perdón á su cuerpo al fin de su vida por lo mucho que le había hecho sufrir durante ella. Espíritu de sacri- ficio tenía la Seráfica Madre Santa Teresa de Jesús, que decía: O padecer ó morir. Espí- ritu de sacrificio tenía Santa María Magda- lena de Pazzis, que exclamaba: Padecer y mo morir. Espíritu de sacrificio tenía San Francisco Javier, que solía repetir: ¿Más, Dios mío, más; más padecer, más sufrir! Espíritu de sacrificio tuvieron todos los san- tos; pues con nada de lo mucho que por Dios hacían quedaban hartos, sino por el contra: rio, más hambrientos. Y espíritu de sacrifi- cio, llevado al grado sumo, tuvo Nuestro Se- ñor Jesucristo, realizando con él la grandio- sa obra de la Redención humana, á costa de su propia vida y de cuantos dolores, escar- nios y afrentas sufrió jamás criatura alguna. Adquiere tú ese espíritu, y llegarás á poseer una santidad muy elevada. Meditese un breve rato sobre lo leido, y pidanse las gracias que se desean conseguir.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz