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— 68 — iba á expirar, y á la vez chorreando agua por todo el hábito. Preguntáronle qué le ha- bía sucedido y cómo venía de aquella mane- ra. A lo que respondió diciendo: «Padres, ha obrado conmigo un gran milagro el San- tísimo Cristo de El Pardo.»—Lleváronie á la celda y le mudaron el hábito; y después re- firió el suceso en la siguiente forma: «Yo bajé á llamar al P. Fr. Buenaventura de Estella, que andaba paseándose en la huerta baja, y para que me oyese, me subí al pretil del es- tanque y desde allí le dí voces. Movíme de una parte á otra, viendo que no me respon- día, y al hacer el movimiento, se me fueron los pies, y caí de tan alto en el estanque y me sumergí en él con el gran golpe que dí en el agua, y quedé aturdido. Éstaba enton- ces lleno (y tiene de profundidad cerca de dos estados) y con el estorbo del hábito mo- jado y el aturdimiento del golpe conocí que me iba ahogando. Llamé, como pude, al San- tísimo Cristo y á Nuestra Señora del Consue- lo para que me socorriesen, estando ya su- mergido y sin alientos para nada. Entonces sentí que me movían del suelo y me subían en alto, y asiendo unos pequeños mimbres que andaban sueltos en el agua, poco á poco pude llegar con ellos al borde del estanque;

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