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58. — comienza á enflaquecer, á empañarse y á desaparecer por completo, si no se cuida de poner pronto remedio, El secreto de la con. servación de la esencia está en mantenerla herméticamente cerrada, y el secreto de la conservación de la virtud, así come de la gracia, está en mantenerla separada y aleja- da de la agitación de las cosas de la tierra. Por bien empleados da Jesús todos los dolores sufridos en sus ojos inocentísimos y en sus oídos candidísimos con tal de que tú aprendas á mortificarte y á cuidar de la guarda de los sentidos. Es increíble lo que contribuye á acrecentar el fervor concebido, á recoger el espíritu, á desprenderlo de las tanidades y aficiones malas de la presente vida y á inclinarlo á las cosas de la otra, á hacerle entrar en devoción y á disponerlo para la oración y trato con Dios, el tener los sentidos mortificados. La esencia de la vir- tud no está en la guarda y recato de los sen- tidos, mas es una propiedad inseparable de ella; tanto que no se da un solo cristiano per- fecto, nó se encuentra un solo santo que no haya sido recatadísimo en sus sentidos y no haya atendido á su guarda y custodia como á cosa de la mayor importancia. La guarda de los sentidos, repito, no es la perfección,

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