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trándosela su madre, llena de aflicción y lá- grimas, halló que el pedazo de lengua estaba cortado casi del todo, y pendiente de lo res- tante no más que como de un hilo de bra- mante. Tomó luego el niño en los brazos y volvió al convento, y dándole quejas amo- rosas al Santísimo Cristo, le dijo por último: «Señor, no me he de apartar de vuestros pies hasta que sanéis á mi hijo; así os lo suplico, y os pongo delante las aflicciones de vuestra Santísima Madre.» Dicho esto, “animada de una gran fe yconfianza, ungió la lengua del - niño con el aceite de la lámpara, y al instante soldó el pedazo cortado de la lengua, sin que- darle ni siquiera señal de la cortadura. Dió las más vivas y sinceras gracias á Su Divina Majestad, y habiendo estudiado después el niñto, salió gran predicador y teólogo, y llegó á ocupar un curato de bastante importancia en la provincia de Segovia. Por este suceso se comprende que la me- jor disposición para obtener del Santísimo Cristo los favores que uno desea es la fe: la fe, que si es viva, traslada montañas y es de infalible eficacia.