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== O precioso consejo: ya verás cómo el Señor te bendice, te regala, te visita y te habla al co- razón, y te obliga á exclamar con el Real Profeta: «¡Oh, cuán dulces son á mi paladar tus palabras! Más que la miel á mi boca. (Salmo cxvirr, 103.) Meditese un breve rato sobre lo leído, y pidanse las gracias que se desean conseguir. EJEMPLO Vivían en Madrid hacia el año, poco más ó menos, de 1690, los padres del niño Juan Gómez Correa, que en el tiempo que sucedió lo que se va á referir, tenía de cinco á seis años. Eran especiales devotos del Santísimo Cristo, y viniendo. un día su madre á visitar: le, trajo consigo al niño para ofrecérselo. Hizo su oración muy despacio, y acabada trató de volverse á Madrid. Montó en una mula, y tomó en sus brazos al niño para lle- varle consigo. Estando ya montada. y al poco de haber partido del convento, espantándose la mula en la cuesta, cayeron en tierra ma- dre é hijo, y éste con tan mala fartuna QUE se cortó con los dientes un buen trozo de len- gua. Comenzó á llorar en la fuerza del dolor y á verter copiosa sangre de la boca, y regis-