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2 > ) aría cumplir lo prometido. Llegó al puente, ; apenas empezó á descalzarse, cuando de aci sin darse cuenta de ello y sin po: derse contener, comenzó á sollozar y derra- mar lágrimas de compunción. Subió hasta la capilla del mismo modo, hizo larga oración, y aun entró en la sacristía á dar parte del suceso, lleno todavía de emoción y prorrum- piendo en hondos suspiros y abundantes lá.- grimas. Por este suceso, que viene referido enel Compendio de la historia del Santíst- mo Cristo de El Pardo, aparece claro cuán grande es el poder y cuán ilimitada la mise- ricordia y benignidad de que quiere usar nuestro Salvador, mediante esta su milagro- sa imagen: pues no sólo concede lo que se le pide, como concedió la salud corporal al su- jeto aquí aludido, sino que también da lo que uno cree necesitar para conseguirlo; como al mismo sujeto dió lágrimas, que ni las te- nía, ni podía abrigar esperanza razonable de tenerlas. Que es como si dijéramos, lo hace todo: concede el favor, los medios para obte- nerlo, y por complemento hasta el modo de pagárselo á medida de nuestro deseo. ¡Sea El bendito por todo!