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DE TERCIARIOS FRANCISCANOS 18 San Francisco de Asis, imitador de Jesucristo y divinizador de la natura- leza hasta llegar a un pantefsmo ortodoxo y admirable, no podfa ensefarnos: otro género de autoridad, que la que acabamos de exponer. Para esto tiene que cambiar la jurisprudencia vigente en los tronos y universidades, porque la vara de la justicia y autoriaad no bajaba dz los rigores o rectitud del entendi- miento, y prevalecia en las aulasla opinién de que el entendimiento. era més perfecto que la voluntad, el temor mas que e! amor. El dulcisimo y serafico Francisco nieg’a este principio, y defiende que la voluntad es mas perfecta que el entendimiento, que el amor es mas perfecto que el temor, y que los rigores del entendimiento o de la inexorable justicia se deben temperar con las bondades de la misericordia. De este modo consigue, que la vara de la justicia, que antes no bajaba de la cabeza o rectitud del entendimiento, se doble suavemente hasta el corazon, hasta el amor y misericordia, y que los tribunales sean més benig- nos con los delincuentes, que los reos sean tratados con més humanidad, los encarcelados con mds consideracién, los indigentes con mas caridad, los stb- ditos con mds fraternidad y todos con mas amor y clemencia. Y a fin de que la autoridad sea mas fraternal y tierna, y de ninguna manera despdética y dspera, comienza por su casa, por su Orden, la practica de esta doctrina, y no consien- te en su Regla que se llame a los que mandan rectores, superiores, priores 0 cosa parecida, sino que se llame a los que gobiernan el convento Guardianes, esto es, los que guardan y defienden, como angeles de guarda, a los stbditos; y a los Provinciales y Generales manda que se les lame Ministros, palabra evangélica y divina, porque sirven y no imperan con orgullo a los stbditos, y les recuerda que sean, servi omnium fratrum, siervos de todos los frailes o hermanos, as{ como, para vivir todos en armonfa, les recuerda a los stbditos, que tengan presente que por Dios negaron y renunciaron su _ propia voluntad, propter Deum abnegaverunt propriam voluntatem. Y una vez temperada la autoridad con la practica y dulzuras amorosas de Jesucristo, se dirige a todos los superiores y les dice: frafernitatem diligite, amad como a hermanos muy queridos a los: stibditos, y debeis ser, los jueces hermanos con los reos, los alcaides hermanos con los del presidio, los jefes hermanos con los soldados, los amos hermanos con los criados, los reyes her- manos con los vasallos, los patronos hermanos con los obreros, y todas las autoridades hermanas con sus dependientes, para que asi haya més autoridad y un imperio més s6lido y completo en los que mandan, més unién entre los que imperan y obedecen, mis amor, més subordinacién, més abnegacién, mas paz, mas sinceridad, mas carifio serafico, y mas felicidad entre todos. La Fraternidad con la igualdad y libertad Después de establecer San Francisco de Asis la més_ intima fraternidad en- tre Dios y el hombre, entre todos los elementos de la naturaleza, entre todas las clases sociales y entre la autoridad y los stbditos, concede omnimoda li- bertad al hombre para obrar el bien bajo el santo temor de Dios, Deum fimete. De la fraternidad viene logicamente la igualdad, porque los hermanos son de la misma condici6n jurfdica; y, como entre iguales no cabe dependencia, de la fraternidad e igualdad relativa, viene la libertad. De estas tres palabras han abusado los sectarios de todos los tiempos; pero San Francisco las pone en su debido lugar. Especifiquemos algo mas la nocién de la libertad, que radica en la voluntad, en ésta potencia la més noble, segin la escuela franciscana. Ahora

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