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Y si Jestis es providencia del hombre, también lo sera el Eterno Padre. El Padre y el Hijo son.una misma cosa, no estan ni divididos ni desunidos, por eso los pensamientos, las palabras, las obras de Jestis son la revelacién auténtica de las ideas, pensamientos e inten- ciones del Padre. Cierto dfa en que Jesucristo consolaba a sus Apéstoles y les hablé de su Padre, exclamé uno de ellos de nombre Felipe: Osfende nobis Patrem: Manifiéstanos al Padre, y Jests \e dijo: Felipe, el gue a mi ve, ve también a mi Padre: Qui videt me, videt et Patrem. poner ted Si pues vemos a Jesucristo tan solfcito, tan providencial, tan ca- tura. ritativo, esto mismo es el Padre Celestial. En el cielo hay un Dios ee ae, eae que gobierna el mundo, preparando un premio al justo y un castigo al injusto; un Dios que impone esas leyes dela naturaleza, que go- bierna su desarrollo; un Dios que se cuida de cada individuo por in- significante que sea: No lo dudeis. Un momento hubo en que el pue- blo de Israel se quejé de Dios y dijo: Dereliqguit me Dominus et Dominus oblitus est mei: Me ha abandonado el Sefor y el Sefior le replica: gAcaso puede una madre abandonar a su hijo, no compa- decerse del fruto de su vientre? Pues aunque ella se olvide: ego fa- men non obliviscar tui, yo no me olvidaré; y para dar fuerza a sus palabras afiade: Ecce in manibus meis descripsi te: te llevo escrito en mis manos. Dios nos escribié en sus manos al crearnos, y volvi6 a escribirnos en ellas al dejarlas traspasar en la Cruz. Es imposible que Dios mire esas manos acreedoras y redentoras y no _ se acuerde de nosotros. El real Profeta David decia: Junior fui, efenin senui: ful joven ‘ y hoy soy anciano y aseguro que non vidi justum derelictum: que jamés vi al justo abandonado; jamas vi abandonado por Dios, deja- do de su mano al justo, al hombre recto y cumplidor de sus santos mandamientos, a pesar de que no soy joven, que he encanecido y envejecido. Vi6é al justo perseguido, lo vi6 desheredado, lo vi6é en- tre sufrimientos, pero en todas partes vi6 que el Sefior acudfa au- mentdndole la fortaleza, la sumisi6n, la paciencia: cualidades que co- munican la tranquilidad y la alegria en la tribulaci6n. Almas que amais a Dios Dominus curam habet tui, securus esfo...nusquam ti- bi deest, tu illi noli deesse. SS ee ne Rpmmacpet fe ee 2.° Extensién. Veamos ahora el segundo punto, tanto o més importante que el primero. Si existe en Dios la Providencia, ghasta Su extension d6nde se extiende su accié6n? Hubo en el pueblo de Israel unos ma- los Israelitas que asesinaban a las viudas y a los huérfanos y se con- solaban con pensar que no lo sabfael Sefior: non videbit Dominus: en nuestros dfas existen también sus imitedores: unos filésofos quieren poner término a la accién providencial del Sefior, les parece bien que Dios se cuide de los grandes acontecimientos, que Dios in-

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