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ble y conforme al sentir cristiano que fueron reales, visibles, que} es el demonio tomé la figura de hombre y que como tal hablé con el) & Sefior. Ninguna dificultad ofrece fa’montafia de donde se divisan tid todos los reinos del mundo, porque aunque es cierto que no existe og : : . : ‘ ic tal montafia, ni el Evangelio lo afirma, ni es necesario, puesto que 4 de una de las montafias de Judea bien pudo ver, por milagro, to- tri dos los pueblos del orbe. Me eK * Dos ensefian- mms oe de senate Hom.—Narrase en el Evangelio del dia, como Jesucristo fué con- oe ar- ducido al desierto para encontrarse frente a frente del vencedor de da ue . Adan, del que tenfa subyugado y esclavizado al hombre, para ense- nio para com- i ‘ ; batimnos y me- fiarnos de ese modo, dos cosas de suma importancia para nuestras dios que tene- almas. Primera: de qué armas se ha de servir el demonio para com- ™ Oe eernen: - batirnos. Segunda: de qué medios nos hemos de servir nosotros cs para vencerlo. a ia sarap brendan PRIMERA VERDAD.—La gula, la concupiscencia de la carne, él} .¢ cupiscentiacar- afan por los bienes de este mundo, el orgullo: ahf tenéis las tres ar} i, mis eoncupis- mas con que el demonio ha combatido, combate hoy y combatiré sy pas vi- siempre al género humano. Con una manzana, simbolo de la gula, pal con un eritis sicut dii scientes bonum et malum, expresién de una os ambici6n desmedida y de un insensato orgullo, vencié a nuestros pri- meros padres y los arroj6 del Paraiso. Y un dia con Ja concupiscencia de la carne y otro con la concu- E piscencia de la vida y otro con el orgullo, cuando no con todas tres mi Con ellos ven- juntas, vencié siempre a los desterrados del Paraiso; y es Cain que fuc aiesane mata a su hermano Abel, y son los hijos de Dios que se unen a las : dres, a Cain, a hijas de los hombres, y son los constructores de la torre de Babel “4 los hijos de Dios 5 ‘ nu a Sanson, a gue quieren escalar el cielo, y es Sansén y es Satil y es David y es David, a Salo- Salomén y es el género humano que sucumbe al filo de estas armas |" esgrimidas haébilmente por un enemigo astuto y sagaz; y la propia vie conciencia nos atestigua que esas y no otras son las armas con que el el demonio nos ha vencido; y la esperiencia cuotidiana, |o que ven) °! nuestros ojos y oyen nuestros ofdos, pregonan que elamoralosde- | //© leites sensuales, el placer inmundo del sentido, la ambicién, el afan | ™¢ por acumular riquezas sobre riquezas, el orgullo indomable y la so- berbia diabdélica son causa de que el hombre se olvide del. cielo y se hu olvide de Dios, pisotee su ley santa, arrasire por e] suelo su nombre gu bendito, profane los dias festivos, atropelle la justicia y lejos deamar- le, aborrezca a su prdjimo. a Jesucristo hu- _ Lleg6é empero un dia en que Dios nuestro Sefior determinéd humi- _"@ fnilla la sober iar la soberbia del angel caido e infligirle la primera de la larga serie | 94 dor del género : sie h maene barn de derrotas que habfa de experimentar de parte del género humano demostrarnos antes siempre vencido, y en Jesucristo y por Jesucristo vencedor en al

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