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Un temor la ig- norancia de es- tas verdades. Conclusi6n, Podemos hacer lo que hizo el ciego de naci- miento. Y 42 Me temo mis A O., que se os hagan dificiles de comprender es- tas verdades sublimes y mas dificil todavia el olvidaros de este mun- do, de vuestras haciendas, de vuestras empresas, de vuestros nego- cios, para pensar, meditar en Jesucristo en lo que por nosotros ha hecho, en sus tormentos y pasi6n. Los apdésfoles tampoco entendfan lo que Jestis les decfa, se les hacia incomprensible el que el Mesias que ellos esperaban glorioso, hijo de David, rey, conquistador, do- minador de todas las naciones, muriera de aquella manera. Es tan natural a nosotros, después del pecado, mirar a la tierra y tan difi- cil remontarnos hasta Dios como a un cuerpo pesado elevarse en la atm6ésfera, como a una nave navegar contra una corriente rapidisi- ma. Y asf como el cuerpe pesado no se elevarfa nunca en la atmés- fera, y una nave nunca irfa contra corriente, si una fuerza ajena no lo elevara, o le empujara, as{ nosotros nunca nos elevariamos a pensar en estos grandes misterios y menos podriamos comprender algo de ellos, si nuestro dulce Jesus no nos tomara de la mano, y nos llevara junto a sf, e iluminara nuestra inteligencia. * * * Nosotros podemos hacer algo, si, podemos clamar: hijo de Da- vid, ten compasion de mi; y cuando las pasiones se levanten y el afan de las cosas de Ja tierra nos _preocupe y quieran borrar hasta el recuerdo de Jess, clamemos més fuerte: Jesiis hijo de David, ten compasion de mf. Que Jesis escucharé nuestros gemidos, El dara luz a nuestras inteligencias para ver lo caduco y vano y perecedero de las cosas de la tierra, y que la otra vida es lo Gnico que importa, y esta fe nos habré salvado. cat ks ta |
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