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37 y nada de cuanto oyen, les aprovecha, interpretan mal todo y salen dela iglesia peores de lo que han entrado, hombres que asisten a los sermones, pero se duermen y no hacen caso alguno alo que se les dice gqué fruto producira la divina palabra en todos estos cora- zones? Ninguno, Cay6 sobre el camino duro y vino el demonio y la arrancé de aquellos corazones. Malaventurados los tales cristianos ¢qué sera de ellos si para ser buenos, para servir a Dios, y escapar del infierno, es necesario oir la palabra de Dios y ellos no la es- cuchan? También hoy hay, y habra siempre, hombres que vienen 4 la igle- sia y escuchan la palabra divina y en aquel instante se conmueven, sus ojos derraman lagrimas, hacen mil propésitos y promesas al oir las verdades eternas, hasta se acercan al confesonario y confiesan sus pecados; pero apenas han salido de la iglesia, han vuelto a su ‘ et Hombres in- vida ordinaria, vuelven a ser lo que antes eran, frecuentan las mis- constantes. mas ocasiones, se meten en los mismos peligros, buscan las mismas compafiias y sz olvidan de jo que en la iglesia oyeron, de las lagri- mas que derramaron, de los propésitos que hicieron, del dolor con que se confesaron y caen en los mismos y mayores pecados. Hi ra- dices non habent... et in tempore tentationis recedunt. _ También hoy hay, y habré siempre, hombres que no tienen otro pensamiento, ni otro ideal, ni otra preocupaci6n que las cosas, los negocios de este mundo. Oividados de Dios que es su Padre y es su [ombres olvi Bienaventuranza eterna, olvidados de Jesucristo que es su Redentor dulcisimo, olvidados de su alma, olvidados del cielo, no piensan durante el dia, ni suefian durante la noche, sino en sus intereses te- rrenos. Estos iran, si van, a la iglesia, asistiran al serm6n, pero su coraz6n, su pensaniiento esta en otra parte y no se dan cuenta algu- na de lo que Dios nuestro Sefior les dice por boca del Sacerdote, y si, por si acaso, atienden, les llama algo la atencié6n y graban en su memoria alguna verdad que se les ha expuesto, y han hecho algtin proposito de ser buenos; los negocios, el interés terreno, el afan de las cosas de este mundo, los absorbe de tal suerte que de todo se ol- vidan; son las espinas, son las zarzas que han ahogado a aquella simiente divina. Finalmente hay hombres y, por qué no decirlo, hombres de co- raz6n sencillo, bueno, décil que vienen a Ja iglesia y oyen los sermo- Noabranninal nes y los escuchan con atencién y con voluntad buenfsima y apren- llos y de cora den el camino del cielo y se encienden en el amor de Dios y de Jesu- 7°" 40eil. cristo, nuestro Salvador, y se arrepienten de sus culpas y las lloran con lagrimas de dolor y salen de la iglesia y cumplen sus propésitos y se enmiendan de sus faltas y cumplen los mandamientos de la ley de Dios y de la Iglesia y educan bien a sus hijos y son el modelo, el ejemplo de todo el pueblo. Son los tales el terreno bueno, abonado,
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