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25 nio y la carne; sin derecho alguno a la herencia del cielo, esclavo de! mas cruel de los tiranos, convertido el padre celestial en Juez se- vero y sus hermanos los Angeles en enemigos. Y viene Jesucristo del cielo y aparece enel mundo y los Ange- les del cielo anuncian la paz al pobre género humano y durante treinta y tres afios lo busca y toca su horrorosa lepra y le sana e ilumina su inteligencia para conocer a Dios y €! camino del cielo y abre sus oidos para que oiga la voz de Dios y escuche verdades eter- nas y le provee de medicinas eficaces para sus heridas que son los sacramentos y pone en sus manos un alimento riquisimo, el pan de los Angeles y su propia carne y su propia sangre, le abre las puer- tas del cielo y le ensefia a convertir sus sufrimientos y cruces y en- fermedades y trabajos en coronas para el cielo, y hace dulées sus la- grimas que eran antes tan amargas y learma de armas poderosisi- simas y le da verdadero derecho al cielo yrompe las cadenas de la esclavitud y le arroja en brazos de su padre eterno y lo presenta de nuevo a los Angeles sus hermanos y ésto lo hace recorriendo mon- tes y valles en busca de la oveja perdida, sin perdonar cansancio ni fatiga, probando lo que es hambre y sed, agotando todos los tormen- tos, tormentos de cuerpo y tormentos de espiritu y gustando de to- dos los dolores hasta el de la cruz, y el que es todavia mayor dolor el de la traicién de los amigos, y el que todavia es superior a éste el de ver sufrir por causa de El alos suyos, a su madre ternfsimamen- te amada y el que supera a todos, el més desgarrador, el que no tiene mezcla alguna de consuelo, como tienen los demas, el ver que muchos hombres, sus hombres, sus hijos, aquellos por los que es- 14 dispuesto a dar mil vidas, se pierden y se pierden para siempre y se pierden, porque quieren... Pero hay atin algo mas. El evangelio de hoy es un simbolo, una historia de lo que nos sucede a nosotros en lo més fintimo de . nuestro ser. Amados oyentes: gHabeis pecado mortalmente después de que vuestras almas fueron regeneradas con las aguas del bautismo, ador- nadas con la gracia santificante, con hermosura celestial? No, no me contesteis en alfa voz, contestad en lo intimo de vuestro corazon. Si habeis tenido desgracia tan horrible, escuchad lo que os acontecid; que seguramente no os habeis dado cuenta de ello. Vuesira alma qued6 fea horrible a los divinos ojos, cubierta con asquerosa lepra. Trocése Dios de Padre y amigo carifiosisimo en Juez severo, en ene- migo mortal, perdisteis el derecho ala herencia del cielo y fuisteis sentenciados a un infierno eterno; los Angeles os miraron desde en- fonces como enemigos y el demonio es vuestro Sefior, vuestras ac- ciones estériles para el cielo, estériles vuestros deseos, estériles vuesiros pensamientos, estériles vuestras limosnas, estériles vues- tras obras buenas, estériles vuestros sufrimientos, incapaces e impo- Jesucristo re- media nuestros males y sana nuestras_enfer- medades, Jesucristo re- media nuestros males padecien e7 agotando todos los tor- mentos. El evangelio de hoy simbolo de lo que a no- sotros sucede; compendio de nuestra histo- ria intima. El leproso, el siervo del Cen- turién es nues- tra alma,

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