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ann nmin erin epee a’ ie I OTT OL SS eens cae: ae Se a aR SSO See ae: Bin pcre, a La Virgen San- tisima persona- je, principal de este Evangelio Papel de la Reina del cielo en la obra de la Redencién, Ella introducea Jesucristo en el mundo. Maria_introdu- ce a Jesucristo en nuestras almas, 20 architriclino. Et tulerunt. Ut autem gustavit architriclinus aquam vinum factam, et non sciebat unde esset, ministri au- tem sciebant, qui hauserant aquam: vocat sponsum architri- clinus. Et dicit ei: Omnis homo primum bonum vinum ponit: et cum inebriati fuerint. tunc id, quod deterius est: tu autem servasti bonum vinum usque adhuc. Hoc fecit initium signo- rum Jesus in Cana Galilee: et manifestavit gloriam suam, et crediderunt, in eum discipuli ejus. ** x Hom.—Hay un personaje en este evangelio que permanece en suave penumbra, como en lugar secundario, pero que esta en todo, que es realmente el principal de todos; quien vela, manda y procura lo necesario; mientras los otros se divierten descuidados; es como la violeta humilde y escondida que perfuma el ambiente sin que nadie repare en ella: es ese personaje la Virgen Santisima. Este evangelio nos dice bien a las claras cual es el papel dela Reina del cielo en la Redencién del género humano. Ella introduce a Jesucristo en las almas: ef erat ibi mater Jesu. Vocatus est aufem et Jesus. Vela, cuida y procura a sus hijos tedo cuanto necesitan: Vi- num non habent. Ella intercede ante su Hijo divino y su poder es tan grande que violenta y hace cambiar el plan de Dios: nondum ve- nit hora mea. Ella ensefia e instruye a sus hijos: guodcumgque dixe- rit vobis facite. Ella introduce a Jesucristo en el mundo; lo introduce en las al- mas de los cristianos. Cuando Dios quiere redimir al género humano y se determina a encarnarse, pide a Maria su consentimiento; cuando viene a este mundo es trafdo por Marfa; cuando los pastores le ha- llan y adoran, en brazos de Maria le hallan y adoran; y én brazos de Maria le hallan y adoran los reyes magos y en brazos de Marfa de- rrama las primeras gotas de sangre, primicias de la que en la cruz debfa derramar. Y cuando el Nifio Jestis es presentado y ofrecido en el templo de Jerusalén como victima expiatoria por nuestros pecados, es Maria quien lo ofrece; y cuando a las puertas de su vida piblica, va a comenzar el ministerio de la predicacién, encontramos a Maria que hace adelantar la hora sefialada. Y si sube al monte Calvario y derrama su sangre y muere entre indecibles tormentos y con su muer- te redime al género humano y Io liberta de la cautividad del demonio, es con permiso de Maria y teniendo a Maria presente ante sus ojos. Este es el ministerio grande de Marfa por el que le debemos eterno agradecimiento. Ella introduce a Jess en nuestras almas: es ella quien lo intro- dujo por vez primera, cuando fuimos lavados con las aguas regene- radoras del bautismo; este sacramento fué gracia suya. Es ella quien

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