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205 Sos predicables sobre los Evangelios» impresos en la ciudad de Zaragoza el afo 1610, unas reflexiones tan preciosas acer- ca de Ja palabra divina, motivadas en el Evangelio del dia que no me puedo negar a estamparlas aqui literalmente, afin de que mis lectores puedan saborearlas a gusto. ats Homilia.—Con ser tantos y tan grandes los misterios que se con- tienen en la sagrada Escritura, y tratarse en ella tanta variedad de jmportancia cosas tan inportantes, no sé que haya ninguna que con mayor gra- So ae vedad ni con més adorno de palabras se escriba, que la que hoy te- dicacién de la nemos en el santo Evangelio; porque aqui se tocan todas las circuns- P#!#>r# divina. tancias que pueden considerarse en un negocio grave, de tiempo, de lugar, de personas, de Imperio, de Reino, y de Sacerdocio: queriendo que todas estas circunstancias autoricen lo que se ha de decir. Y todo camioun viene a parar en decir que habl6é Dios con el Bautista y le envid por inten S predicador al pueblo: que este negocio de hablar Dios a los hombres del propiciato- y enviarles predicadores que les hablen por él, es tan grave y tan {pondérunos importante, que los Emperadores, Reyes y Sacerdotes es justo que dad. lo autoricen; y es todo muy poco segtin es mucho el querernos ha- blar la majestad de Dios. Allé en el Exodo mand6 Dios que se hiciese un propiciatorio; y no-quiere fiar de nadie la traza de éi nila eleccién de las cosas que EI es quien se- hab{an de concurrir en su adorno, sino que él da la traza y sefiala loan aa por sus nombres las cosas, desde el oro, plata y piedras preciosas, Piciatorio. hasta las pieles de carnero, y pelos de cabra que habfan de servir en él. El da la medida de lo. ancho, de lo largo y de lo alio que habia de tener y finalmente desde los Querubines hasta las hebilletas de las coriinas, no dej6 cosa que no la trazase, para que no se pudiese errar. Y si me preguntais porqué se miré Dios tanto en la traza y circunstancias del propiciatorio, digo que El mismo parece que qui- so responder a esto diciendo’ «/nde praecipiam et loguar ad te su- pra propitiatorium, ac de medio duorum Cherubim qui erunt su- per arcam testimonii, cuncta gue mandabo per te filiis Israel. (1) Como quien dice: desde alli te hablaré puesto sobre el propiciatorio, y de en medio de los Querubines que estén sobre e) areca, te ensefia- ré lo que has de mandar en mi nombre a los hijos de Israel. Y es justo que el lugar de mi ordculo, donde yo hablo con los hombres y les envio ministros que les declaren mi voluntad, se trace con mucho (1) Exod. XXV, 22. ak a. ane ea oe maeastinn-eeuidheh in eindeeabinnh oe betheee a i ae
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