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187 buntur dies illi; \o que supone que algunos Judios se habian de convertir a abrazar al cristianismo y por miramiento a ellos, Dios habia de acortar el tiempo de la desgracia. Lo-_que sigue es una descripcién magistral de los engafios y supercherias de que serian victimas los pobres judios, aquel pue- blo que sofiaba en la aparicién providencial y stibita de un Salva- dor, de un Mesias, restaurador del antiguo reino de Israel, triun- fador glorioso de los Romanos; y es la descripcién tan natural y sublime que refleja admirablemente la confusién, el desorden, las opiniones encontradas de un pueblo sin guia, sin maestro, sin ca- beza, cosas que se cumplieron exactisimamente, segtin refieren los historiadores: 7unc si quis vobis dixerit: Ecce hic est Chris- tus, aut illic, nolite credere. Surgent enim pseudochristi et pseudoprophetae, et dabunt signa magna et prodigia, ita ut in errorem inducantur, si fieri potest etiam electi. Ecce praedixi vobis. Si ergo dixerint vobis: Ecce in deserto est, nolite exire, ecce in penetralibus, nolite credere. Tan grande sera el peligro de ser engafiados, atin para los escogidos, que no escaparan a él, si una providencia especialisima de Dios no mirara por ellos, Sicut enim fulgur exit ab Oriente, et paret usque in Occi- dente, ita erit et adventus Filii hominis. Oscuras son estas pa- labras y por ello muy distintas las interpretaciones que suelen dar- seles. Tengo yo para mi que eilas constituyen una alusiédn a su venida y paso rapidisimo por este mundo, que como es sabido, su ministerio ptiblico apenas dur6 tres afios, e iba ya a desaparecer, sin dejar rastro ninguno. Ubicumque fuerit corpus, illic congre- gabuntur et aquilae. Es esta una comparacién no menos chocan- te que la anterior; y parece desprenderse del contexto el que asi como las aguilas se dan cuenta rapidisimamente y rapidisimamente se reunen en derredor del cadaver, asi aunque rdpido el paso del Mesias por este mundo, fué lo suficiente para que en torno suyo se reunieran aquellos a quienes Dios habia escogido; a no ser que agrade mas ver en dicha comparacién una alusién a la ciudad de Jerusalén, sobre la que como sobre un cadaver habian de arrojarse los Romanos, los falsos profetas, toda suerte en fin de calami- dades. : Desde este vers. 29 hasta el vers. 32 exclusive, habla el Sefior del fin del mundo: Statim autem post tribulationem dierum illo- ge, sol obscurabitur, et luna non dabit lumen suum, et stellae ee ee ee ee ee
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