BCCPAM000522-3-21000000000000

rte ere nen rename ate ee ne ae aeeprie ene aaa fag mentees «mmr mena sree tals (i htt ir 2 A ii ee ate ates 186 costumbre observada por los Profetas del antiguo Testamento, mezcla los dos acontecimientos similares. Otros en cambio dando por buena la tal mezcla, la atribuyen a los Evangelistas que en su narracién prescindieron del orden en que fueron dichas, cosa que con frecuencia se observa. A mi pobre entender, hablase de la ruina de Jerusalén desde el principio del relato hasta el ver. 29 ex- clusive. «Cum videritis abominationem desolationis quae dicta est a Daniele propheta, stantem in loco sancto, qui legit, in- telligat. Refiérese el salvador a la profecia, en que Daniel habla de la destruccién de Jerusalen (IX, 27) y cita literalmente las pa- labras del profeta: abominationem desolationis, hebraismo de energia extraordinaria para ponderar la grandeza de la catastrofe. Lo que sigue, parece ser un inciso del Evangelista, a fin de llamar mds y mas la atencién del lector. Comienza Jestis dando un consejo muy del caso; Tunc gui in J/udaea sunt fugiant ad montes; y tan apresurada ha de ser la huida que: et gui in tecto sunt, non descendat tollere aliquid de domo sua; frase que se comprende facilmente, si se tiene en cuen- ta que los Judios solian pasar grandes ratos sobre la terraza de sus casas, a la que se subia por una escalera adosada al muro exte- rior de la casa. Et gui in agro, non revertatur tollere tunicam sSuam, es decir, a mudarse 0 proveerse de ropa. Vae autem prae- gnantibus et nutrientibus in illis diebus. Hay quienes ven en es- tas palabras una alusién ala horrible desgracia de las madres y futuras madres, alusién muy en su punto al hablar del asedio de una ciudad, durante el que se lleg6 a matar nifios y comerlos, y esto por sus propias madres; pero, a mi modo de ver, discurren mas acertadamente, quienes juzgan que las _desgracias de dichas mujeres se deberd a la imposibilidad en que por su estado o por sus nifios se hallarén de poder huir con prontitud. Orate ut fuga ves- tra non fiat in hieme vel sabbato, por el mismo motivo, porque ni el sdbado ni el invierno eran tiempo muy a propdsito para una rapida huida. Pasa después a ponderar la desgraciada suerte de la ciudad: Erit enim tribulatio magna, quatis non fuit ab initio mundi us- que modo neque fiet; y a fin de encarecer todavia mas lo grande y espantoso de la catdstrofe, afiade: Et nisi breviati fuissent dies ili; non fieret salva omnis caro sed propter electos brevia-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz