BCCPAM000522-3-21000000000000
Lecciones se despren ~_ del evangelio del dia. ue el sufri- miento es ley universal a la que nadie escapa. Que el tinico remedio es Je- sucristo, oa ° Necesidad de la fe en Jesu- cristo. Necesidad de las obras bue- nas. 170 Homilfa.—Aprendamos a. o. de este padre cuyo hijo esta enfer mo. Primero. Que la desgracia llama a todas las puertas, lo mismo a la del pobre harapiento que a la del rey y senor; el corazén de cada uno bien lo sabe a costa de una experiencia asaz amarga; la cruz, mensajera del Redentor, es enviada por Dios a todas las almas; su peso hace vacilar a muchos, las espinas punzan sin piedad y los cla- vos atraviesan crueles nuestras manos; sin embargo para el cristiano que tiene fe, es la tribulacién y el sufrimiento una gracia especialfsi- ma, mediante la cual consigue su salvacién. Segundo. Que el remedio, el bdlsamo es Jesucristo. Durante su vida publica El fué siempre divino consolador y médico de todas las miserias humanas. Su coraz6n compasivo que entonces le hacfa re- partir a manos llenas sus beneficios a todos los que a El acudfan en demanda de socorro, nos colmaré también ahora de bienes sobre to- do espirituales, si en nuestras necesidades se lo pedimos con fe y confianza. Hagamos como el Régulo; apenas oy6é que Jestis se acer- caba, corrié hacia El en busca de auxilio. Hagamos nosotros otro tanto, pues cerca le tenemos en el Sagrario. Tercero. Que con Jesiis esté la vida y lejos de Jestis la muerte. Lejos de Jestis est4 la muerte, es decir, para el que vive apartado de su religién y de sus mandamientos todo es tinieblas; su alma esté muerta, pues sin la gracia de Cristo no puede dar un paso en el cami- no de su salvaci6n; si no buscamos a Jestis, muerte sera nuestra vi- da, y al final de nuestra jornada sobre la tierra la muerte eterna de nuestra alma seré lo que encontraremos, que no consistiré sino en vivir por siempre alejados de Jess; por el contrario si le buscamos y vivimos con El, nos dara como al hijo del Régulo la vida perp, una vida eterna y bienaventurada. Cuarto. Que para ello es necesario creer en Jestis, puesto que la fe debe ser la antorcha luminosa que debe iluminar los albores de nuestra vida cristiana, ella la que haré dulces los sufrimientos y pe- nalidades de nuestra existencia, ellaen fin, la que al cerrarse nues- tros ojos a la luz de este mundo Ilenar4 de consuelo nuesira alma con la esperanza del premio y galardén que pronto recibiremos del soberano y justo juez Cristo Jess. Procuremos que nuestra fe se tra- duzca en obras, no nos avergoncemos de confesar y defender publi- camente la religién cristiana, para que tampoco el dia de nuestra cuen- ta se avergtience Jesucristo de presentarnos al Eterno Padre. Los Padres empero de la Iglesia ven en este episodio evangélico una ensefianza moral, un simbolo delo que en nuestra alma acon- tece. El Rey es el espiritu del hombre; el hijo para quien pide la salud
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz