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largo viaje para arribar a la patria, ni desea los bienes que no llenan sus ansias; por el contrario é| busca los caminos sembrados de ro- sas, el reposo y el regalo y ambiciona los placeres que satisfagan los instintos malvados de su naturaleza corrompida, y éstaes la ra- Deeomwpeg zon por la que renuncia a la invitacién de Dios. na de los cris- Conclusién.—Como los convidados del Evangelio todos aque- thimen parte en 08 que imitan su conducta, serén condenados a suplicios eternos: ot cee ete Y con Ja multidud de tu gloria has derribado a tus adversarios; en- ra la misma Viasfe fu ira gue se Jos tragé como una paja (1). Aurum ef argen- cae la de los | tum vestrum eruginavit, et erugo eorum in testimonium vobis erit, la parabola. ef manducabit carnes vestras sicut ignis. Thesaurizastis vobis iram in novissimis diebus (2). Y entonces, dice el profeta Isafas, sa/draén y verén los cadéveres de los hombres, que prevaricaron contra mf; el gusano de ellos no morird, y el fuego de ellos no se apagaré, y serdn ndusea a toda carne (3). (1) Exod. XV-7. (2) Jac. V-l. (3) Isai. LXVI, 24.