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Domingo diez y ocho después de Pentecostés Exégesis. S. Mateo, 1X, 1-8. Et ascendens in naviculam, transfretavit, et venit in civi- tatem suam. Nada nos dice el evangelista de! tiempo en que este milagro asombroso, la curacién de un paralitico, tuviera lugar. Créese, sin embargo, que lo realizé durante el primer aiio de su ministerio ptiblico a luego de la curacién de un leproso y del retiro que se vid obligado a guardar por efecto de la conmocién y estu- por del pueblo. El que el evangelista nos diga que el milagro acaecié en su ciudad, nos hace saber que fué en Cafarnatin, que asi Ilaman a es- _ ta ciudad los Evangelistas. Et ecce offerebant ei paraliticum jacentem in lecto. Dice- nos S. Marcos que impedidos los camilleros de acercarse al Salva- dor porque la muchedumbre cerraba todo acceso, subieron al teja- do y que por este penetraron en la estancia, donde el Salvador se hallaba, cosa muy comprensible si tenemos presente: 1.° Que la mayor parte de las casas de Palestina que constaban en general de un solo piso, 0 mejor dicho, entresuelo, Ilevaban adosada a Ja pa- red por la parte exterior una escalera para poder subir al tejado; 2.° que estos, atin aquellos que estaban retejados con tejas, como parece ser el mencionado en el Evangelio, no llevaban como los nuestros llevan, tablas y maderamen para sostener las tejas sino caflas, hojas y barro; 3.° que de ordinario la altura de las casas no pasaba de 4°75, Et videns Jesus fidem illorum, dixit paralytico: Confide, fili, remittuntur tibi peccata tua. Algunos escritores sehan pues- to a discurrir por qué el Salvador menciona en este lugar los peca- dos del paralitico, en lugar de limitarse a sola su enfermedad, y han hallado que, sin duda alguna, la enfermedad habia sido conse- cuencia de una vida desarreglada. Nada decimos en contra, pero a nuestro humilde parecer, si Jesucristo menciona los pecados del enfermo y le asegura que le han sido perdonados, es para provocar las hablillas de los fariseos y de esa suerte darnos divinas ense- fianzas y demostrar su divinidad: Et ecce quidam de scribis di- xerunt intra se: Hic blasphemat. Et cum vidisset Jesus cogita- tiones eorum, dixit: Ut quid, cogitatis mala in cordibus ves- tris? ¢Quid est facilius dicere: dimittuntur tibi peccata tua an

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