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160 Se engata Diliges proximum tuum sicut teipsum. Y dice San Juan que se enga- “Oeceos” fia grandemente quien cree amar a Dios y no ama a su_prdjimo. Es ama al projimo. la raz6n muy clara. Si vosotros vierais que un hombre toma en sus manos un crucifijo o una imagen de la Virgen’Santisima y las arro- jara al suelo y las hiciera pedazos e hiciera al mismo tiempo protes- tas de amar a Jesucristo y a nuestra Madre bendita 4a quién creeriais, a sus palabras 0 a sus acciones? Claro esta que a sus acciones y es- candalizados concluiriais que mal puede amar a Jesucristo o la Vir- gen quien tan mal trata sus im4genes. No olvidemos que los préjimos son imdgenes muy queridas de Dios, mucho mds que las imagenes de piedra y madera; y nos extrafiaré que nos diga el Apéstol que mal puede amar a Dios quien tan mal trata a su prdéjimo? Medida del Va en fin més adelante el Evangelio y sefiala la medida de nues- amor al Proj tro amor al projimo: el amor a nosoiros mismos. Medida que tiene a — mis- dos caras, germen celestial que da dos fiores, 4rbol del parafso que P produce dos frutos: a saber, no hagas a otrolo que no quieres que a tf se haga; y haz a los demas lo que ta deseas que otros por ti hagan. Quien este evangelio cumpliere, ha cumplido la ley y salvaré su { alma, que en é! dice Jesucristo: /n his duobus mandatis universa lex pendet et prophete. El Evangelio empero no se contenta con recordarnos tan: divinas El amor a Dios Virtudes, nos sefiala c6mo debemos amar a Dios. Nuestro amor a a “todo Dios ha de ser: Con todo el corazén, consagrandole todo nuestro otro amor. amor. El amor a Dios ha de ser en nosotros el amor supremo y todo | amor le ha de estar subordinado y dependiente; mas todavia, ha de HFG, ser el Ginico amor que nuestro corazén abrigue, no porque haya ex toto corde. de ser exclusivo y expulsado todo otro amor, sino porque él ha de ser la Gnica raz6én de los otros amores, es decir, que amando las criatu- ras, por Dios y para Dios se amen. lI ex tota anima. Con toda nuestra alma, de suerte que toda nuestra vida, nuestra conducta, nuestras acciones, nuestras empresas fengan siempre el He mismo norte, Dios, su gloria, su amor. i} ex tota mente. Con toda Ia inteligencia, de manera que no haya en nosotros pensamiento que de Dios no venga, de Dios no sea 0 a Dios no vaya, Con todas las fuerzas empefidndose, en que los hombres le amen, ex totis viribus. en conquistarle corazones, en hacerle prosélitos. Tal debe ser nues- | tro amor a Dios.

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