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Domingo diez y siete después de Pentecostés Exégesis S. Mateo, XXII, 34-46. Era el dia siguiente a la entrada triunfal del Salvador en Jeru- salén. Estaban muy préximas por tanto su prisién y su muerte y sus enemigos se empefiaban en multiplicar los lazos, inventar pre- textos para su arresto y condenacién. Sus empefios se suceden los unos a los otros. Preséntase una delegacién del Gran Consejo (1) que le pregun- ta con qué autoridad se atreve a predicar; y tan a propdsito es la respuesta del Salvador que se vuelven cabizbajos ante el Sanhe- _drin diciendo: «jamaés hombre ha hablado como este hombre.» Su- ceden a esta delegacién los partidarios de Herodes, preguntandole si se habia de pagar tributo al César, el opresor de Israel; y Jesu- cristo les da tal respuesta que los deja callando y avergonzados. Llegan y entran en la palestra los Saduceos, los librepensadores de aquella época, y proponen al Salvador una cuestién grosera e insi- diosa, cual lo eran ellos, y el Salvador habla tan altamente que arroja sobre sus enemigos la confusién y la burla, y atrae sobre si la admiracién y el amor de la plebe que le esctucha. Bs entonces ewende los fariseos vuelven a la demanda: Phari- saei, autem audientes quod silentium imposuisset Sadducaeis, convenerunt in unum, y propénenle un asunto capital y que por aquella época era objeto de controversias apasionadisimas y sin ntimero, segtin se desprende de los libros talmtidicos, y sobre el que los oyentes de Jestis estaban grandemente divididos; ef inte- rrogavit eum unus ex eis legis doctor, tentans eum: Magis- ter, quod est mandatum magnum in lege? La respuesta de Jesucristo es clara, terminante: Aft illi Jesus: Diliges Domi- num Deum tuum ex toto corde tuo, et in tota anima tua, etin (1) El gran Consejo \lamado Sanhedrin o Senado era el tribunal supremo, y a él incumbia cuanto a la vida religiosa y politica del pueblo israelita tocaba, Componiase de 71 miembros pertenecientes a la clase sacerdotal, a los escribas y ancianos del pueblo. Casi todos los sacerdotes se habian afiliado a la secta saducea: los escribas profesaban el farisaismo; y ancianos de! pueblo llamdbanse los jefes de las principales familias. Reunia pues en su seno Jo mas selecto de la inteligencia, de la religiénu y de la politica, y a ellos tocaba de lleno el caso de Jests, el de Nazaret. (Y. Nysten. Homilies des Evangiles du dimanche. pag. 429 (nota).

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