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Domingo diez y sels después de Pentecostés Exégesis S. Lucas, XIV, 1-11. El episodio narrado en este evangelio parece que tuvo lugar durante el tiltimo afio de la vida del Salvador y en el viaje que rea- liz6 Jesucristo de Galilea a Jerusalén pasando por la Perea, viaje que dur6é varios meses. Hablase de una comida dada por un fariseo muy principal, y a la que fué convidado el divino Maestro: Ef fac- tum est cum intraret Jesus in domum cujusdam principis pha- risaeorum... No fué esta la tinica vez que Jestis fué invitado a co- mer por los fariseos. Narranse en los evangelios otras dos invita- ciones, lo que claramente nos dice que el tener a Jesucristo en su casa y su asistencia alos banquetes eran grande honra, atin para aquellos fariseos que tanto le odiaban y despreciaban. - Habia, sin embargo, en esta ocasi6n una circunstancia especial, una intencién perversa les guiaba: era sdbado y un enfermo grave e incurable, hallaébase presente: sabbato manducare panem et ipsi observabant eum. Et ecce homo quidam hydropicus erat ante illum. No se ocultaban al divino Maestro los pensamientos que ani- maban a los presentes y por eso dice muy bien el evangelista: Ef respondens Jesus, dixit ad legisperitos et pharisaeos: Si licet sabbato curare? Grande debié ser el asombro de los fariseos al ver descubiertos sus pensamientos por aquel odiado y despreciado Galileo y que éste en vez de huir el lazo tendido, lo buscaba y se metia en la trampa. Atilli tacuerunt. Ipse vero apprehensum sa- navit eum, ac dimisit. Realizado el milagro, no quiso dejar lugar alguno a la murmu- racién y al embuste; y quiso asentar una doctrina muy olvidada de los fariseos, la supremacia de la caridad: Et respondens ad illos . dixit: Cujus vestrum asinus aut bos in puteum cadet, et non 12
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