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150 gonaron de Jestis el poder omnipotente, proclamaron su divinidad, lo igualaron con Aquel a quien solo una palabra cost6, y un instante bas- 16 para sacar de la nada el cielo y la tierra, separar la luz de las tinie- ee blas, el firmamento del suelo, las aguas de las aguas, poblar el mar de cred las cosas peces, el aire de aves, el cielo de estrellas, la tierra de arboles, flores, con solo la pa- ., = : labra. fieras, animales y hombres. Una sola palabra y un solo instante: Ef aif: Adolescens, tibi dico surge. Et resedit gui erat mortuus et coepit Joqui. La vida y la muerte a los pies de Jess, prontas a obedecerle, nos fuerzan a confesar que Jestis es Dios, el Duefio soberano de la vida y de la muerte, del ser y de la nada, y llenan nuesiras almas de una esperanza dulcisima, al saber que quien es de un poder tan omni- potente, es de una bondad inefable. 4Quereis que os revele una cosa que tengo dentro del pecho? Os voy a decir callandito, para que no os escandaliceis: Ese poder tiene un Ifmite, encuentra una frontera que no puede atravesar una ba- Ese poder tie- rrera que le cierra el paso. 4Sabeis cual es ese limite y esa frontera? ——, es el corazon del hombre y joh que pena! y es precisamente lo que hombre. Jestis desea, por lo que él suspira; lo que del cielo le ha trafdo ala tierra; y por lo que él mando al‘agua, al pan, al vino, alas enferme- El coraz6n del dades, a los demonios, al mar, al viento, ala tempestad, a la vida y hombre lo tni- 7 r ; am Fy co que Jesis ala muerte; por quien él trabaj6, padecidé, ensefid, sud6, lloré, vivié y a muri6,..... por el coraz6n del hombre por tu coraz6n. bividis:taske: Bondad inefable. Tal se revela el dulcfsimo y ternfsimo Jesus. ble. Ve una pobre mujer, una pobre viuda, ve debilidad, pobreza, viudez, abandono, sollozos, lagrimas y no puede pasar adelante; podran pa- pF ee oh sar el sacerdote y el levita, pero el samaritano Jestis no puede, ejer- a las lagrimas. cen sobre El un influjo tan irresistible que le arrastraron del cielo a la tierra, del seno de la grandeza a) seno de la pequefiez, de la dicha i sin medida, al dolor sin lfmites, de la inmortalidad a la muerte. Y en del cielo. busca de dolores que calmar y de l4grimas que enjugar y de sufri- mientos que aliviar y de enfermedades que curar, anduvo treinta y tres Y fess una afios y los buscé en tierra y en mar, en ciudades y aldeas, en pobla- dos y desiertos y en su busca subié a una cruz creyendo encontrar en ella todas las desdichas*reunidas. Y quereis qne os revele de nuevo otra cosa que tengo en mi pe- Hubiera podido C0. Escuchadlo, pues, y grabadlo bien en vuestros pechos, Todo es- forzar nuestro fo, esos andares y esos buscares no tuvieron otro blanco que vues- corazon, pero no quiso. tro coraz6n, conquistar, ganar vuestro corazon, robéroslo. Sabja él muy bien, que, si nuestro coraz6n cede ante el poder, no se fentrega sino al amor; y por eso eché mano de su poder, pero sobre todo de su amor, de su bondad inefable. El hubiera podido forzar nuestro co- Amor forzado '4Z6n, porque quién es capaz de resistir al poder de un Dios, pero no no es amor. quiso un coraz6n forzado; que un coraz6n, un amor forzado ni es corazon, ni es amor. Por eso Jesucristo, en todo el evangelio, pero } ;

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