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FIG ESBEE AN TG Raia an iaaaa I DN ty abe CTR | 5 ron el valor, el peso ni la fuerza del texto glosado 0 co- mentado. Por eso en la predicacién ha de ser la frase _ biblica, el texto sagrado, ha de ser como el armazoén de hierro, que sostiene el edificio, como el 6seo esqueleto, que da consis- tencia a la masa de carne del compuesto humano. Hemos de tener muy en cuenta el encargo de nuestro Divino Salvador: «euntes docete omnes gentes... docentes eos servare omnia, queecumque mandavi vobis» (Math. XXVIII, 19-20). Id a evangelizar a todas las gentes, ense- fiandolas a guardar todo lo que os tengo mandado. Ahora bien, lo que Jesus ha mandado ya explicita y directamente por si mismo, ya implicitamente, confirmando la ley anti- gua, ya mediante los Apéstoles, todo ello esta consignado en la Sagrada Escritura. Eso, eso es lo que hay que pre- dicar al pueblo cristiano, para conservarlo en el cumpli- miento de sus deberes. «Predicate Evangelium.» E] Evan- gelio hay que predicar al pueblo, mas que altas filosofias, aungue cristianas; el Evangelio, mas que modernas socio- logias; el Evangelio, mas aun que en sus tlfimas conse- cuencias, en las préximas, en las inmediatas, en si mismo, en ese encanto idilico, que lo envuelve todo. Es sencillamente maravilloso el uso que de la Sagra- da Escritura hacian los Santos Padres en sus sermones al pueblo, y en sus escritos de toda clase, que por dicha nuestra han llegado hasta nosotros. Todos los Libros San- tos, lo mismo los del nuevo que los del antiguo testamento, lo mismo los histéricos que los legales, los sapienciales que los proféticos, todos parece los sabian al dedillo, tan perfectamente como sabemos nosotros el catecismo de As- tete; con una facilidad, con una soltura tal los manejaban, con tal gracia y oportunidad aducian sus textos, que se echa bien de ver los sabian de memoria, y eran ellos el ob- jeto continuo de su meditacién y de su estudio. No contaban ellos con tan copiosas bibliotecas como contamos nosotros; mas a fé, que tampoco las -necesita- ban, bastandoles la Escritura Santa para la composicién

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