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64 CONGERSO REGIONAL bien; toda potencia ha de tener su objeto adecuado para su,acci6n; y el objeto de la voluntad es el bien, asf como del entendimiento es la Verdad. De donde se deduce, que la libertad consiste en moverse en el bien, en el amor de Dios, y no en el mai, porque el mal no existe, no es mas que la carencia del bien. Y co- mo San Francisco de Asis se movia en Dios, Deus meus et omnia!, su libertad era suma, porque Dios es el sumo bien. Nada tiene, pues, de particular que el Serafin de Umbrfa fuese incomparable protagonista de la libertad. Y asf vemos que en sus Reglas serdficas y en su espiritu sin limite, se concede libertad al rey, para que como San Luis rey de Francia, y San Fernando rey de Espafa, ingresen en la Orden Tercera y defiendan la patria de los enemigos de la ver- dad y de la virtud; libertad al soldado, para que no manche la espada con des- honor, y derrame su sangre por Dios, por la religién y por los intereses de la patria; libertad al ministro y diputado, para que miren por el bien general de la nacion y de la provincia y no sean victimas del egoismo, de los intereses parti- culares y de las sectas y partidos anticat6licos; libertad al alcalde, para que vi- gile por la paz, justicia y moralidad pdblica, y no consienta blasfemias, canta- res, palabras, diversiones, espectdculos, crimenes y manifestaciones poco mo- rales; libertad al abogado, para que defienda Ia verdad, la justicia y la inocen- cia, y no atienda a las influencias injustas de amigos y de opiniones o partidos politicos; libertad al juez, para que no incline la balanza de la justicia al oro que reluce en la mano del rico, sino a la verdad y equidad; libertad al fiscal, para que se entere bien de ambas partes. y proceda segtin la conciencia; libertad al testigo, para que declare la verdad y no se deje sobornar por el dinero ni por una falsa compasion.—He aqui la libertad que predica San Francisco, este Cris- to sin divinidad, porque Jesucristo nos redimi6 de toda esclavitud, de todo des- potismo, de toda opresién, de toda especie de razas y castas y nos declar6é igualmente hermanos.—Por esto, esta santa y serdfica libertad debemos exten- derla también a todas las clases sociales, concediendo liberiad al rico, para que haga buen uso de sus caudales, y no sea esclavo de las usuras injustas, del lujo refinado y de las pasiones desenfrenadas; libertad al pobre, para que imitando a Jestis cOn su pobreza como San Francisco, trabaje fiel y devota- mente, viva honradamente y forme un pequefio capital con sus ahorros; libertad al patrono, para que su capital le produzca una justa y no exagerada ganancia, y moralice al obrero; libertad al obrero, para que gane lo suficiente para el cuer- po y para el alma y no sea esclavo del avaro capitalista, ni tratado como ins- trumento de produccién, ni reducido por deletéreas y subversivas doctrinas; li- bertad al comercio, para que se desarrolle debidamente, excluyendo todo enga- fio, injusticia y adulteracién de géneros; libertad a la industria, para que corres- ponda a la moral, al progreso y a los adelantos mas ventajosos; libertad al jo- ven, para que pueda expansionarse santamente, ingresar en la Orden Tercera a los catorce afios y dedicarse al oficio, al empleo y ala vocacién que mas le agradare; libertad al anciano, para que descanse de las fatigas pasadas, viva piadosamente, dé buen ejemplo y ensefie la verdad y las doctrinas sanas a la juventud; libertad al justo, para que practique las virtades todas y pueda tam- bién guardar con el corddn de San Francisco los consejos evangélicos; libertad al pecador, para que se aparte de las vias pésimas de todo error e iniquidad y haga penitencia de sus pecados y salve su alma; libertad a todos, para que po- damos movernos en todo bien, en la verdad, en la justicia y santidad, y consi- gamos nuestro ultimo destino, nuestra eterna salvacién, nuestro adelanto y progreso supremo, nuestra felicidad sin fin, nuestra intima y estrecha unién con Dios, para poder decir con N. P. S. Francisco, ;Deus meus, et omnia! {Dios