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56 CONGRESO REGIONAL no podfa aproximarse al Criador, porque Dios es espfritu puro, y la materia dista mucho para unirse el hombre en santa amistad con un ser espiritual. Des- truy6 el Sefior esta excusa o sofisteria del hombre ingrato, y abrevié la distan- cia enorme que habfa entre el espfritu y la materia, entre Dios y el hombre, con enviar al mundo a su Unigénito Hijo y revestirle de naturaleza humana y de la forma de miserable pecador. Pero el hombre, rebelde siempre a su Dios y a su obligacién, alegaba en- tonces la excusa de que no podfa imitar y aproximarse a Jesucristo, porque era Dios y hombre verdadero; que la criatura nunca puede asemejarse a Dios, ni practicar las virtudes de la pobreza, humildad, paciencia y sufrimiento de todo un Dios-Hombre, y que por consiguiente el Evangelio estaba sobre las fuerzas humanas, y que solo a pocos es dado observar sus preceptos y saludables - consejos.—Para desbaratar este sofistico argumento, manda Dios, entre otros Santos, a un puro hombre y miserable mortal; no de la clase muy sabia, ni muy rica, ni muy diplomatica, ni de estatura gigantesca y de mucha potencia huma- na, sino de la clase media y que ocupaba un medio entre los ricos y los pobres, entre los sabios y los ignorantes, para asi servir de medio y de lazo de unién a todas las clases sociales, y cumplirse en él aquellas divinas palabras, infir- ma mundi elegit Deus, ut confundat fortia. Nace este hombre, a semejanza de Jess, en un establo, vive en la mayor humildad, y comienza a imitar al Salva- dor del mundo en la pobreza, en los desprecios, en los ayunos, en la peniten- cia, en el apostolado y en todas las fases de su vida, sin dejar de cumplir ni un Apice del Evangelio; y recibe, por fin, el sello de la divinidad de sus obras, con la firma y rabrica de las cinco llagas del Divino Redentor; y de este modo se une, se aproxima tanto a Dios, que es llamado a/fer Christus otro Cristo, el se- gundo Cristo sin divini \ad. Este hombre puro, este Serafin humano, este Cris- to sin divinidad, que ta:'o e unié con Dios, que se hizo hermano con el Divino Salvador, fué San Francisco de Asis. Y he aqui, por medio de él establecida la gran fraternidad entre Dios y el hombre; he aqui divinizado, en cuanto cabe, el hombre, convertido en Cristo Jess por imitaci6n y por la practica'del Evange- lio; hecho hermano del divino Redentor con los vinculos de amor y caridad, que tan admirablemente estrechan sus lazos de fraternidad entre Dios y las criaturas, entre la justicia y la misericordia, entre el pecador y la gracia santi- ficante, entre el cielo y la tierra. Esta fraternidad e {ntima uni6n de San Francisco con Jestis se halla com- probada en el Escudo franciscano, donde aparece el brazo de Jestis unido con el de San Francisco; en la célebre pintura de Murillo, donde Jestis Crucificado suelta de la Cruz su brazo para abrazar al Serdéfico Patriarca; en la impresién de las sagradas llagas, donde Jesucristo le abraz6 tanto a Francisco, que le co- municé su forma de Crucificado; y en las expresiones que la Iglesia le aplica, lamandole: /mago Christi; alter Christus, imagen del Redentor, segundo Cris- to, y otras frdses que casi son ‘equivocas con Jestis. Gran atrevimiento seria comparar a un hombre con Jestis, sin embargo la Iglesia ha aprobado el libro De Conformitatibus, de \as conformidades 0 semejanzas entre Jesucristo y San Francisco. A mayor altura y excelencia no puede llegar un puro hombre que entrar en parang6n con Cristo, Dios y Hombre verdadero; y San Francisco de Asfs lleg6 hasta este éxtremo, estableciendo asi la mas intima fraternidad entre Dios y el hombre. Hasta que San Francisco se uniese tan fntimamente en cuer- po y alma con Jestis, no se podia escribir en toda la_ plenitud y verdad el libro de la /mifacién de Cristo, y entonces apareci6 este gran libro, el mejor tal vez si

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