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48 CONGRESO REGIONAL dislao de Yabar, M. R. P. Ramén de Estella y el R. P. Gumersindo de Es- tella, Secretario del Congreso. En la amplia capilla préxima al lado de la Epistola, colocdronse ochenta y dos sefiores Sacerdotes, la mayor parte Pdrrocos rurales. Esta era una de las notas que mas simpatico hacian al Congreso y mas consuelo y aliento in- fundieron a los Organizadores. A una sefial, hecha con la campanilla de la Presidencia por el Excelen- tisimo Sr. Obispo de Pamplona, se cant6 solemnemente el Veni Creator de Perossi, por la capilla de San Saturnino, reforzada por la capilla de la Pa- rroquia de San Agustin y por treinta voces del coro de PP. Capuchinos, di- rigidos todos por el laureado sefior Mtigica y acompajiados al érgano por el maestro compositor sefior Irdizoz, organista de la Parroquia de San Satur- nino. EL M. R. P. PROVINCIAL DE LOS CAPUCHINOS En medio de la expectacién universal y de un silencio imponente, atra- yéndose las miradas de todos, sube a la tribuna el M. R. P. Ildefonso de Cidurriz, Provincial de los Capuchinos de Navarra-Cantabria, para saludar a los Congresistas y explicar las razones que le impulsaron a movilizar las masas terciarias de su Obediencia. Entre [os Hijos de San Francisco, difi- cilmente se hallara uno mas amante de las tradiciones y glorias franciscanas. A pesar de los diffciles cargos que ha desempefiado en la Provincia, ha sa- bido hallar tiempo para dedicarse a rebuscar y reunir documentos _histéricos que han permitido reconstruir importantes biografias de Capuchinos nava- rros ilustres. Elegido Provincial en el mes de Julio, entré de Ileno en la or- ganizacién del Congreso, que habia sido iniciada por su antecesor. He aqui su discurso: «Excmos. e Ilmos. Sefiores: «Venerable Clero Secular y Regular: «Amados Congresistas: Accién de gracias.—Saludo. «Séame Ifcito ante todo, levantar un momento mis ojos al cielo; y, fijando mi pensamiento en Dios dador de todo bien, pronunciar mil bendiciones y vo- tos de accién de gracias en su alabanza con mas rendimiento que San Francis- co nuestro Padre cuando se vié rodeado de cinco mil religiosos suyos en el cé- lebre Cap/tulo de las Esteras, primer ensayo de gran parada de las huestes franciscanas. Quoniam in zeternum misericordia ejus. Y a la verdad, que nunca se siente y se conoce mejor la bondad de Dios co- mo cuando, congregados en nombre de la caridad y con anhelos e ideales so- brenaturales, tomamos en nuestros labios aquellas palabras que pronuncié San
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