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SESIONES DEL CONGRESO Sesion inaugural Dia 22 de Septiembre La concurrencia Para las seis y media de la tarde se habia anunciado en el Programa y en la Prensa de la ciudad, la apertura del Congreso. A media tarde, ya an- tes de las cinco, las calles proximas a la iglesia de San Saturnino eran vias que vomitaban torrentes de gente, que se dirigian hacia las puertas del tem- plo. La expectacién era grande; nunca en Pamplona se habia celebrado un Congreso y nunca habfan sido organizados festejos tan solemnes en honor del Santo mas humilde que, al decir de un culto publicista, constituye /a fi- gura mds encantadora después de Jesucristo. La impaciencia por asistir a un acto tan imponente y de tal transcen- dencia se reflejaba en los rostros y conversaciones de todos. Una _ hora antes nos trasladamos al templo juntamente con otros miem- bros de la Junta Organizadora; los tltimos detalles iban cumpliéndose mate- maticamente: en ambas puertas del templo, dos guardias municipales y dos Terciarios escogidos al efecto por la Junta de Pamplona; aquellos para ga- rantizar el orden, éstos para impedir la entrada a los que no ostentaban_ in- signia de Congresistas. Al penetrar en la anchurosa nave de la Virgen del Camino, quedamos gratisimamente sorprendidos. Las sillas y bancos halldbanse totalmente ocu- pados y numerosos grupos esperaban de pie con paciencia admirable. Los que llegaron a tiltima hora momentos antes de principiar la sesién, hubieron de quedarse en la nave de la Parroquia. Esto motivé las frases de sorpresa que brotaron de la pluma de los pe- riodistas. E/ Pensamiento Navarro encabezaba asi su informacién al dia siguiente: «Aun cuando esperdbamos gran afluencia de forasteros y fieles de Pamplona, nos hubo de sorprender sin embargo ver comple- tamente lleno el templo, lo cual nos hace sospechar que en dias suce- sivos va a ser insuficiente ~~ los Congresistas, gue segtin nuestros informes piensan concurrir... El altar presentaba un fapeiiie deslumbrador: la imagen de la Virgen del Camino engalanada con mds elegancia que en las festividades mds so- lemnes. Fuera del Camarin, en el centro del retablo, la imagen de San Francisco, que ostentando sus sagradas Llagas parecia hablar a los Con- gresistas: imitatores mei estote sicut et ego Christi. Este fué el mejor