BCCPAM000522-3-10000000000000
DE TERCIARIOS PFRANCISCANOS 4035 Emprendimos el viaje el 27 de Febrero de este afio, y después de una larga y penosa jornada, el primer pueblo que encontramos fué Lebinau, y al entrar alli vimos reunidos multitud de hombres que tan pronto como se aper- cibieron de nuestra llegada, quedaron aténitos y grandemente sorprendidos. Yo, confiado en el auxilio de Maria Santisima, me atrevi a colocarme en medio de ellos y empecéa dirigirles la palabra en su misma lengua. Les . dije que yo habia ido a vivir con ellos con animo de labrar su felicidad, y que no por otras miras terrenas ni mundanales hubiera abandonado mi fami- lia y mi patria; que no tuviesen miedo de los espajioles, en cuyos nobles sentimientos no cabia el hacerles dafio, sino todo el bien que les fuese posi- ble para su cuerpo y para su alma: que yo era embajador del Rey de los Cie- P. Daniél de Arbacegui P. Agustin de Arifiez los, encargado de anunciarles las grandezas de nuestra santa religion catéli- ca, la cual produce inmensos beneficios en los pueblos que con docilidad es- cuchan la voz de los misioneros, que son los ministros de la Iglesia, fundada por el mismo Dios, hecho hombre por nuestro amor y por la salvacién del mundo. Y cuando yo les decia estas y otras palabras que el Sefior me inspiraba en aquellos momentos, noté ‘que hacian profunda sensacién en los infelices salvajes. Luego les reparti medallas, y a los nifio$ que por alli habia les df pitos, collarcitos y sortijas que los recibieron con manifiesto agrado, y todos a una voz me aclamaban misionari fel, misionari fel, misionero bueno, misione- ro bueno. Cuando ya me hice duefio de sus corazones, reprendfles carifiosamente porque no iban a visitar al sefior Gobernador, y ellos me contestaron que te- nian noticias de que los que iban a la residencia del Gobernador eran maltra- SS
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz