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118 CONGRESO REGIONAL de la seguridad de la doctrina de esta Memoria, que desde los 22 afios de edad principié a recoger laureles en lides teolégicas reflidisimas; que ‘es ca- nénigo por oposicién y en la actualidad Rector del Seminario de Pamplona, cargo que le ha sido impuesto por su Prelado después de vencer las resisten- cias de su habitual modestia y de su odio a exhibiciones. He aqui sus con- ceptos: Apoyandose en la segurisima doctrina del Doctor Sutil Duns Escoto acerca ce los motivos de la Encarnacién, doctrina que es tradicional en la Orden Franciscana y entre los mejores teGlogos, dice que el concepto de la realeza de Jesucristo, segtin dicha escuela, es el mds absoluto y el que mas honra al Salvador. Pasa a examinar cémo se admite en la practica esta reale- za de Jesucristo y se lamenta de que en muchas ocasiones se reconoce a Jestis por Rey de una manera puramente externa en la que entran convencio- nalismos, conveniencias particulares, motivos puramente humanos. Y asi ve- mos con pena que muchos fieles forman parte de una fiesta religiosa tan facilmente como de una fiesta profana. De ahi un fendmeno que a primera vista parece raro: buen ntimero de personas existe que frecuentan los Sacramentos y los actos de piedad. sin que el aprovechamiento espiritual esté en relacién de ellos. Es cosa obser- vada por muchos, que los resultados obtenidos en el orden del espfritu no responden a lo que parece se debiera esperar, dado el caudal de energias que se derrocha por los propagandistas y organizadores de actos ptiblicos de culto. No conviene fiarlo todo a recursos humanos, dice el autor. Y ajfiade: En la Iglesia siempre habra fuerza y medios eficaces para santificar a los hombres. La Iglesia siempre revelaré su fecundidad dando muchos hijos a Cris- to. Pero esto no destruye lo que dejo consignado. La Iglesia siempre sera san- ta y llena de vida y sin embargo el Sefior anuncié tiempos en los que habra es- casfsima fé en el mundo, en los que abundaré la malicia y se enfriaré la caridad de muchos. No es esto decir que esos tiempos sean los nuestros. Pues, porque la Iglesia vive el espiritu de fé gue anima a sus buenos hi- jos, y por tanto a las Terciarios de San Francisco, debe decidirles a aceptar Jo que esa fé nos ensefia, sin mezclas ni acomodamientos mundanos, no ne- gando Jos males que existen, sino poniendo los medios proporcionados y efi- caces para evitarlos y para obtener el verdadero reinado de Jesucristo que co- rresponda a los planes de su amor y a los anhelos de su Corazén. 4Cuales son estos? Nuestro Sefor clamaba en cierta ocasion en el templo y decia: E/ que fenga sed gue venga a Mi y beba. E| Mundo esta de hambre, de sed, de frio, porque no acude a Cristo. Solo en su seno hemos de encontrar la vida. Quien pierda el contacto con Cristo llevaré en todas sus obras el sello de la muerte. Solamen- te en Cristo hallaremos la verdad, fuera de El todo es vanidad y mentira: y la- mentables equivocaciones. Sélo por El nos acercaremos a Dios y caminare- mos por los senderos de la santidad y de la verdadera paz. Ego sum via, veri- tas et vita. Nemo venit ad Patrem nisi per Me. (Joan. XV1) Pero los hombres no acuden ni se aficionan a Cristo porque no le conocen; aun los que tratan de piedad tienen un conocimiento vulgare imperfecto de su personalidad, no se esfuerzan en conocer a Jests, tal cual es, desoyendo aque-

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