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DE TERCIARIOS FRANCISCANOS 109 Honra que se le debe tributar Por todas esas razones debe ser el Nombre de Jestis el blanco de nuéstros mas ardientes deseos; es un nombre deleifab/e por la suavidad que en el alma engendra; admirable, a causa de que es nombre propio del Verbo encarna- do y de toda su obra sal- vadora; venerable, por razon de haber sido im- puesto por el Eterno Pa- dre y por significar con exactitud al Hijo de Dios, hecho hombre; por tanto, entodas las obras y en todos los tiempos se me- rece la veneraci6n de to- das las gentes. (In nomine Jesu omne genu flectatur celestium, terrestrium et infernorum.) Con estas palabras coron6 el Santo los rayos que el Nombre Estandarte de San Bernardino de Sena de Jestis despedia en su grafica manera de representarlo. Apéstol del Nombre de Jesus Ajustando en un todo su conducta con la doctrina antecedente, puso en jue- go, en calidad de apéstol, todo el ardor de su caridad y arrebatadora elocuen- cia popular, para anunciar a las multitudes el Dulce Nombre de Jestis: toda su vida, toda su actividad, era un continuo predicarlo: «Manifestavi nomen tuum omnibus hominibus.» He dado a conocer, Sefior tu nombre a todo el mundo. Esta sentencia con raz6n sobrada !a colocé en su fresco de Santa Maria de Araceli, en que representa la glorificacién del Apéstol del Nombre de Jestis. (1) Toda vez que San Bernardino habfa de predicar acostumbraba fijar una ban- dera con el Dulce Nombre, bordado en la forma antes descrita, cabe el pulpito; otras mostraba al fin de sus sermones una tablilla, en la que estaba pintado el mismo anagrama con grandes caracteres, visibles a todos los oyentes, y con su fervorosa persuasi6n movia a muchos sacerdotes a exponerlo en los altares, a pintarlo en las paredes interiores y exteriores de las iglesias y a esparcir entre el pueblo pequefias imagenes del mismo; y fuera de esto, en varias ciudades de Italia se colocé en gigantescas letras, por influjo del Santo de Sena, en las ca- sas de Concejo. (2) iDevocién nueva? Como todas las grandes innovaciones, esta gran devoci6n ensefiada y pro- pagada por San Bernardino, tuvo sus contradictores. Tan nueva y desacos~ (1) =V..L. Pastor-Historia de los Papas, t. |, pag. 369. ° (1) VV. Vita di S. Bernardino da Siena, por Alerrio, Cap. IV

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